Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Como era de suponerse, el Once Caldas no solo pasó fácil sobre Uniautónoma, con otra buena dosis de fútbol, sino que salió de problemas luego de una racha sin triunfos, confirmando que la caída ante Pasto no tenía por qué mirarse de forma especial.
La clasificación está a tiro de as, podría inclusive darse esta tarde, e independiente de las debilidades que tantas veces se han comentado, ojo que en la semifinal cualquier cosa puede ocurrir, y el Once Caldas va a llegar con confianza, y en ritmo.
Bastante flojos los Universitarios, sin que ello implique desdeñar la victoria, pues tuvo ingredientes dulces como la recuperación de Izquierdo, quien debe rendir igual frente a rivales de más peso, y la ratificación de la categoría que posee Daniel Hernández.
Sólo faltan 4 fechas para que culmine el torneo. Si el Once Caldas continúa con su producido actual del 58% alcanzaría 7 más para colarse con 31 puntos, cifra que lo ubicaría dentro de los 4 primeros, que debe ser el objetivo alcanzada la clasificación, por varios motivos.
El primero, para cerrar en casa los play off. El otro, porque los que irán a sorteo son mucho más asequibles que Nacional, Millonarios, Junior o Santa fe, candidatos al título, y a los que es mejor evitar en el entendido de que 3 de ellos serán siembras.
Cuentas alegres, dirán algunos, pero es que este Once Caldas invita a crearlas por la estructura de cuerpo que le dio Flabio Torres, quien montó conceptos claros y actitud de ataque que agrada, con nómina corta en la que hay amplias diferencias entre titulares y suplentes.
Hasta las cifras lo corroboran, pues las estadísticas muestran la tercera delantera en efectividad, y eso que el noviazgo con el gol depende en alto grado del desempeño de Izquierdo, además de tener la tercera mejor defensa, lo que mirado fríamente, denota equilibrio.
Con Arias oficiando como falso 9, se juega para los que vienen de atrás, asignatura pendiente por la mala puntería de Palomeque, y la poca claridad para la última jugada de los talentosos Pérez y Hernández, quienes definitivamente tienen que actuar juntos.
La línea atrás se volvió fuerte, comandada por Camilo Pérez, de acertados cierres y silencioso líder, Hanyer Mosquera, rápido, preciso en el mano a mano y con juego aéreo, Obeso, quien no desentona, y Piedrahita, prenda de garantía en quite y en salida.
En la primera zona de volantes no hay mucha técnica, pero los hombres de contención lucen porque se les reduce el espacio a patrullar, aparte de que es una escuadra compacta atacando y retrocediendo, lo que habla bien del trabajo de semana.
Hacia arriba ofrece dinámica en las transiciones, velocidad, y toque de primera, improntas de este gran entrenador que a buena hora llegó a Manizales. Adicionalmente todos tienen obligaciones de marca, las cumplen, y se observa un plantel con vocación.
Es un Once Caldas que gusta y le llega a la retina y al corazón del hincha. Jaime Pineda
cambió la plañidera por un comportamiento empresarial acorde con lo que puede brindar la institución, y la seguridad y el confort hacen parte del atractivo menú que se está sirviendo.
Los resultados deportivos tienen que ir de la mano con los económicos, y todo apunta a que el futuro financiero va sobre presupuestos confiables en función de una eficiente planeación Estratégica y de un adecuado manejo administrativo.
Manizales y Caldas se sienten orgullosos de su equipo, y los hinchas están empezando a soñar en grande otra vez, sin olvidar que aquí muchos saben lo que es ser campeones, y la receta que se está usando puede conducir de nuevo por esos terrenos de la gloria.
Hasta la próxima…
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