Mi inteligente guía, comprendiendo qué era lo que más me interesaba en Bután, se salió del libreto que le habían trazado y me llevó, luego de visitar el National Chorten Memorial, por una carretera que sube constantemente y ofrece panorámica excepcional del valle de Thimpu.
¿Qué es lo que más me interesaba? - Visitar los goempas (monasterios budistas), los dzong (fortaleza que consta de dos partes, la oficial para el gobierno y la privada que es un monasterio budista) y naturaleza. Estas tres cosas y todo lo que a ellas se refiere.
Nos detuvimos a admirar el dzong de Thimpu. Todos los edificios son de madera primorosamente pintada y decorada con motivos tradicionales. Los colores son vivos, pero no chillones. Vimos el edificio de gobierno, el edificio del parlamento y el palacio real, que se pierde entre ellos, pues es pequeño.
En el camino fuimos viendo butaneses piadosos que llevaban las cenizas de sus seres queridos en urnas pequeñas, y las colocaban alrededor de los stupas. Los que son acomodados pueden levantar un stupa para allí depositar las cenizas de sus familiares y los pobres colocan la urna alrededor de un stupa grande.
La carretera que llevamos termina bruscamente en un puente precioso, también de madera decorada, construido sobre el Thimpu-chu. Chu significa río.
Pasado el puente un caminito conduce en fuerte ascenso al segundo monasterio en importancia en Bután y que se encuentra encaramado en la montaña. No nos fue permitido visitarlo.
Por el camino fuimos encontrando muchas banderas de oración en puentes, en los chorten, en desviaciones del camino. Esta gente es muy piadosa. Y feliz. Todo esto hace que nadie, invocando progreso material, pueda echarles en cara su poca preocupación por el progreso tal como lo entiende el mundo occidental, loco por el progreso material que necesariamente no repercute en la felicidad.
Por todas partes fuimos encontrando molinetes de oraciones. Los hay de dos tamaños: El personal, que cada devoto lleva en la mano y le va dando vueltas; en el redondo molinete hay escritas oraciones y mantras, así que cuando dan una vuelta se supone que han rezado esa oración.
He oído a representantes de la Iglesia Católica que critican este sistema de oración porque dicen que es mecánico y repetitivo. Viendo a los monjes y devotos rezar en Nepal, en el Tíbet y aquí en Bután, no me atrevería a hacer ese comentario tan burdo.
El otro molinete es el que se encuentra fijo en chortens, monasterios, fortalezas, en los caminos. Algunos alcanzan los dos metros de altura o quizás más. Donde los veía yo también los hacía girar y daba la vuelta en el sentido de las agujas del reloj, como mandan los cánones budistas.
Chorten es una monumento budista construido en piedra y en el que se guardan reliquias. El stupa en una construcción esférica, de torre blanca donde se guardan reliquias de seres queridos.
Al regreso nos desviamos de la carretera y nos metimos por un atajito que nos llevó a Dechenphu, bello monasterio totalmente metido en un bosque. Allí se venera la deidad protectora de los niños y así vimos señoras que llevaban sus hijos para que fueran bendecidos. También se le pide a la deidad la bendición para hacer buenos negocios. En un bosque vecino visitamos la escuela de teología. Data del siglo XII. Un grupo de 15 maestros dicta un curso que dura 8 años a 450 alumnos de teología.
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