No acostumbro leer los comentarios de los lectores en los periódicos en los que se me permite escribir, no siempre para decir cosas lindas, como tampoco lo hizo Jesús.
Hoy lo hice y, claro, encontré opiniones a favor y otras en contra, Es lo esperado y cuán aburrida sería la vida si todos pensáramos igual. El reto es disentir sin juzgar ni atacar.
Algunos se ve que leen como les conviene o interpretan a su amaño le escrito. En ninguna parte del Oasis del viernes yo hablo de no perdonar o de no querer la paz.
He hablado con muchas víctimas o familiares de las mismas, les he ayudado, y sé de su dolor y sus tragedias; como el campesino caucano al que las Farc le violaron y embarazaron a su esposa y sus dos hijas.
Él, un ser lindo, ha perdonado, pero no entiende como en un acuerdo de paz necesario, los ofensores no piden perdón, no reparan y reciben tantas ventajas y prebendas.
Es fácil opinar desde la ciudad y con la vida sin tragedias ni dramas. Hay que ir al corazón de los que han sufrido para entender por qué se quiere lA paz, pero no cualquier clase de paz.
Quiero la paz que, además es mucho más que un acuerdo con las Farc. Para lA paz falta mucho y ojalá este paso sirva para desterrar males como la injusticia, la corrupción y la Bandas criminales.
Uno no escribe para que lo admiren o lo aprueben, lo hace con el deseo de dar luces, aliento o guía. Cada cual toma lo que le sirve según sus creencias y sus ideas.
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