En el planeta hay millones y millones de seres domesticados por el sistema y por las creencias.
Estás domesticado si te desvives por ser aceptado, por responder a la imagen que tienen de ti.
Querer ser lo suficientemente bueno para los demás te impide ser tú mismo y estar en paz.
De niño querías complacer a papá y mamá, luego a tus profesores y ahora a todos los que tratas.
Dejas de ser lo que quieres y puedes ser si buscas aprobación. Entonces fácilmente terminas usando máscaras.
En efecto, no quieres que los demás perciban que no siempre eres lo que ellos ven o esperan.
Lo importante es que algún día pares esta farsa y asumas el riesgo de ser tú mismo aunque se caiga el mundo.
Ánimo, actúa con amor, arriésgate y sigue lo que te diga tu corazón, aunque no complazcas a los otros.
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