Una anciana falleció y solo había realizado un acto de caridad: darle una zanahoria a un mendigo famélico.
Es tan grande el valor de un simple acto de amor que se ordenó que fuera llevada al cielo por el poder de aquella zanahoria.
Se la dieron y cuando la recibió ésta empezó a subir como si una cuerda invisible tirara de ella, llevándola al cielo.
Un mendigo se agarró a la orla del vestido de la mujer y fue elevado con ella. Lo mismo hicieron muchas otras personas.
Así se formó una larga hilera de personas llevadas al cielo y la mujer no sentía el peso de los que ascendían con ella.
Ya a las puertas del cielo miró hacia abajo y vio todas esas personas detrás de ella. Eso la indignó y gritó:
“¡Fuera! ¡Fuera todos! ¡La zanahoria es mía!”. Al mover la mano con ira, soltó la zanahoria, y se precipitó con todos hacia abajo.
Nota: Hay un solo motivo de todos los males de la tierra: El Ego que piensa así: “¡Esto es mío!”.
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