El Gurú Nanak llegó a un pueblo a pasar la noche y allí residían un mercader muy rico y un campesino muy pobre.
Decidió pasar la noche en la casa del pobre y disfrutar su comida simple y su amorosa hospitalidad. Le gustó y se quedó dos días más.
El rico quiso mostrar su poder e invitó al Gurú y a todo el pueblo a una cena. Nanak fue y llevó consigo un trozo de comida de la casa del pobre.
Antes de empezar a comer, se levantó con el trozo de la comida del pobre en una mano y en la otra mano un trozo de la comida del rico.
Apretó los dos trozos de comida y de la comida del pobre salían gotas de leche y de la comida del rico salían gotas de sangre. Todos quedaron asombrados.
El rico se enfadó y preguntó: ¿Para qué haces esa magia? Y el gurú explicó: La comida del pobre es limpia y trabaja honestamente.
En cambio la tuya es sucia porque explotas y tratas mal a tus empleados, no eres justo y les exprimes la sangre.
El mercader quedó anonadado y prometió: Nunca más voy a maltratar a mis trabajadores, trabajaré honestamente y seré generoso.
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