Una persona grita airada al conductor que está adelante y lo insulta. La policía la detiene y la lleva a una comisaría.
Al rato un uniformado le dice: "Lamento el error, pero le explico: Usted tocó el pito con ira y lanzó improperios y palabras soeces.
Era notoria su furia y su mala educación, queriendo pasar por encima del automóvil del frente.
Yo observé y me percaté de algo: De su retrovisor cuelga un rosario y su carro tiene atrás una linda calcomanía que dice: "Jesús te ama".
También tiene un aviso que dice "Amor y paz" y algo más: es visible el emblema cristiano del pez con esta frase: "haz todo con amor".
Por supuesto, supuse que el carro era robado, pero ya confirmamos que no es así. Se puede ir".
Ah, cuán fácil es creer sin practicar, cuán fácil es engañarse con una fe de palabras y no de buenas acciones.
Con razón dijo Santiago en su carta: Una fe sin buenas obras está muerta. Esa fe es una mentira personal, un embeleco.
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