Mi hija Sofía, de 10 años, nació sin un músculo en un pie y usaba un aparato para caminar.
Un hermoso día de primavera llegó de la escuela y me dijo que había competido en varios eventos deportivos.
Al ver su pierna empecé rápidamente a pensar en algo que decirle para darle valor.
No quería verla mal, pero antes de que pudiera decir algo ella exclamó: "Papi, gané una carrera". Yo no podía creerlo.
Después agregó: "Tuve ventaja". Ah, ya, te dejaron correr antes que a los demás.
Pero ella me aseguró: "No, papá, no salí antes que los demás. Mi ventaja fue que me esforcé mucho más que los otros".
El anterior testimonio nos pone frente a frente con la sabiduría que suelen compartir lo pequeños.
Con razón decía Jesús de Nazaret: "Sean como los niños porque de ellos y de los que son como ellos es el Reino de los cielos".
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