Ingeniero Civil, incorporado a la docencia en nuestra Sede UN en años tempranos, en el apenas despegue. Supérstite de la generación de los fundadores. Docente consagrado y de rigor, en áreas de la matemática y de la ingeniería aplicada, con desempeños de dirección en departamento y decanato. Serio y exigente, sin ser hosco. Diestro en el manejo del tablero, con trazos admirables en el despliegue de ecuaciones y de figuras espaciales, con inteligibilidad. Tuve el honor de ser su alumno en tres asignaturas, y docente a su cargo en el departamento de Ingeniería.
Sus clases de Álgebra eran un festín en deducciones, con la gradualidad didáctica para que todos alcanzáramos la debida comprensión, y los ejercicios de complemento con el propósito de afianzar los conocimientos. En el curso de Astronomía sí que mostraba maestría en el tablero, con trazos rápidos y firmes de tiza en mano, con elípticas, círculos, la eclíptica, trayectorias de cuerpos celestes; simulación espacial para determinar ángulos en los movimientos de los planetas, en relación con la figura geométrica de sus trayectorias. Despliegue de ecuaciones matemáticas con principios de la mecánica celeste.
En la asignatura de Ferrocarriles, asimismo tenía un diestro manejo del tablero de tiza, con exposiciones de los diversos elementos integradores de un sistema tan singular, abandonado a destiempo por Colombia, y con penoso rescate parcial en los tiempos que corren. Normas en el trazado y condiciones de las carrileras, con las características de apoyo en las traviesas de madera en mangle. Y sin falta, las ecuaciones matemáticas que regían los diseños de alineamientos, en función de las velocidades esperables.
Bajo su dirección de Departamento realizamos en 1972 y 1973 el primer trabajo de extensión en UN-Manizales: un estudio detallado sobre la situación aeroportuaria de Manizales, que favoreció a “La Nubia” como aeropuerto de cabotaje, por excelencia para la ciudad. Cuando el doctor Manrique-Londoño se retiró al disfrute de la jubilación, se aplica como empresario del campo en la producción cafetera, habiendo llegado, por sus condiciones personales, al liderazgo en el sector, alcanzando la presidencia, cumplida por varios períodos, del Comité Departamental de Cafeteros, en Caldas, oportunidad que le llevó a ejercer políticas por el bienestar de los pequeños productores. Y en su finca cafetera, en cercanías de Anserma, fue víctima de la violencia infame, con decisión oportuna de salir de ese cuidado predio en busca de seguridad.
Otro detalle que recuerdo fue el apoyo que nos dio para traer a nuestra Sede UN al Prof. Dr. José Antonio Jiménez-Salas, miembro de la Real Academia Española de Ciencias, para conferencia magistral, con una protocolaria recepción en el Club Manizales, convocada con generosidad por el Dr. Manrique.
Fui, bajo su cargo, jefe de la Sección de Vías y Transportes, sujeto a su tutela, a quien le presentaba -¡el único!- informes mensuales de las actividades cumplidas, con seguimiento cordial y estimulante a la tarea de los docentes.
Hoy celebramos su nonagésimo cumpleaños, con la siempre admiración y respeto a su personalidad, de ejemplaridades en pulcritud ciudadana, académica y gremial. De la generación de los fundadores de la primera universidad en el centro-occidente de Colombia, la UN-Manizales. Por demás, experto en la solución de crucigramas.
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