Este es un mensaje tranquilizador para el amoroso nieto de Luz Marina Zuluaga que lloró en la noche de la elección de la hermosa barranquillera Paulina Vega porque le habían quitado a su abuela el título de la única Miss Universo nacida en Colombia, privilegio que ostentó durante 57 años.
En efecto, además de la corona alcanzada en 1958, en Long Beach, California, le queda a la siempre bella dama caldense el honroso título de haber sido la primera candidata de América Latina en conquistar el codiciado galardón, lejos de sus pagos geográficos, con televisión en blanco y negro, en un país en el que se habla otra lengua, con un ajuar sencillo, a distancia de la pompa y el boato, sin cirujanos plásticos, diseñadores, maquilladores, peinadores, ni preparadores que le enseñaran a desfilar en pasarela y a defenderse, por si acaso, de los periodistas armados de preguntas atrevidas.
En su primer libro, titulado "Crónicas de un exilio voluntario", el maestro Eucario Bermúdez, radicado en Miami, escribió a propósito del rol que le tocó jugar en la carrera de doña Luz:
"… Otros se referían al lanzamiento de Luz Marina Zuluaga, en Manizales; a la conquista de títulos que poco a poco fue acumulando para su gran triunfo en Long Beach, California, como la primera Miss Universo latinoamericana, campaña histórica para la belleza colombiana que adelantamos en asocio del creador de las Ferias de Manizales, Óscar Hoyos Botero, a través de Transmisora Caldas y el diario LA PATRIA".
El lunes último, cuando los periodistas desplazados a Miami reportaron que el premio, en metálico, para Paulina de Colombia, era de doscientos cincuenta mil dólares, nos aplicamos a la tarea de rescatar la añeja información sobre los premios que recibió Luz Marina: once mil dólares en regalos, un automóvil Chevrolet V8 convertible, un ajuar del almacén Shick’s y un juego completo de equipaje. Los cronistas de la época decían que los manizaleños abrieron una cuenta bancaria para regalarle una casa sobre la Avenida Santander.
Don Miguel Zapata Restrepo -un cronista de muchas campanillas- viajó de Medellín a Manizales por la tortuosa vía a Aguadas, en busca de una entrevista con la reina universal de la belleza.
Estos párrafos pertenecen a la misión del maestro Zapata, en la hospitalaria ciudad de las puertas abiertas:
"… Resultaba casi inevitable hablar con una aspirante a cetro de belleza como si se estuviera dialogando con alguien preparado para la primera comunión"… "El diálogo con Luz Marina fue claro y simple como si estuviera escuchándose la suavidad de un pequeño manantial… Espontáneamente reveló sus emociones (las de Long Beach), conceptuó sobre las características sobresalientes de sus cuatro competidoras (Brasil, Polonia, Estados Unidos y Hawai), y casi se desmaya al advertir que iba a ser proclamada Mis Universo". ¡Oh tiempos, oh mores!
¡Larga vida para la primera Miss Universo latinoamericana!
La apostilla: En una de las entrevistas que le hicimos en Manizales, en el pasado, doña Luz Marina marcaba el contraste que había entre los reinados del pasado y los de ahora. Las candidatas de antaño no pasaban antes por el quirófano; ellas mismas se peinaban y se arreglaban con la ayuda de la mamá y por todo maquillaje se aplicaban un poco de lápiz labial y ¡a desfilar se dijo!
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