Estamos en un momento de muchas transiciones en la vida social del país. Y, por lo general, ellas constituyen tiempos con enormes potencialidades, pero también entrañan no pocos riesgos. Que se puedan llevar estas transiciones por buen camino permitirá al país abrirse a un nuevo futuro muy esperanzador. Pero para que ello sea así, será necesario mantener claros los criterios para inspirar la dirección de esas transiciones: participación democrática, búsqueda de la equidad y ganar en competitividad.
En los últimos días varias de esas transiciones han sido noticia: la venta de Isagén, la salida del gerente de la Federación Nacional de Cafeteros y el cambio en el Ministerio de Defensa.
En la primera, la venta de Isagén, ha quedado de presente que en el país todavía falta mucha seguridad jurídica para la inversión. Los bandazos que se han dado que autorizan y desautorizan la venta de la participación de la nación en Isagén muestran cómo temas tan sensibles quedan al vaivén de decisiones sorpresa. Pero vayamos al punto de fondo: ¿qué le conviene más al país: mantener la propiedad o invertir esos recursos en obras que impacten la competitividad del país? Pues bien, es claro que si queremos que en el país se creen empleos, que se generen empresas fuertes para competir en los mercados internacionales, debemos ganar en las condiciones de posibilidad y una de las principales son las obras de infraestructura, que por ser públicas y de uso común, son una manera de invertir en todos los colombianos. Hay voces muy autorizadas que consideran que sería mejor mantener en la nación esa propiedad de Isagén, sin embargo, ello impediría que las obras de infraestructura se lleven a cabo al ritmo que se requiere, y el país las está demandando y además generarán mucho empleo.
La segunda transición es la que se abre para la Federación Nacional de Cafeteros que va mucho más allá del nombre en concreto que asuma en el futuro la Gerencia de este importante gremio. Hay que pensar en la necesidad que tiene la Federación de reestructurarse, de asumir las recomendaciones que los expertos hicieron en el informe que fue desechado por el saliente gerente. Se debe entrar en un diálogo mucho más profundo y asiduo con los productores del grano, para que sean mejor escuchadas sus necesidades y urgencias. El proceso de transición que se viene para la Federación es muy importante, allí una dosis de autocrítica podrá servir mucho para que se pueda dar ágilmente y sin tantos costos institucionales.
La tercera transición es el cambio que se da en el Ministerio de Defensa, donde llega el experimentado líder pereirano Luis Carlos Villegas. Las Fuerzas Armadas, de cara al postconflicto, tendrán que redefinir su rol en nuestra sociedad. Si la guerra se detiene, la presencia de las fuerzas militares podrá asumir nuevas formas que podrán ser muy fecundas para la sociedad. La experiencia y profesionalismo que han ganado les puede abrir nuevas tareas bien interesantes de presencia estatal en las regiones. Aquí tendremos que ser muy creativos.
El futuro del país se juega en la manera como resolvamos las transiciones. Participación, equidad y competitividad, deben animarnos en la búsqueda de sus soluciones.
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