El presidente del Senado, Mauricio Lizcano, en una movida entrevista con la revista Semana le preguntaba al entrevistador: “¿Sí me entiende?” La respuesta es: no del todo senador. Las explicaciones sobre la inversión en un lote que es reclamado por víctimas podrían ser mejores. Y es importante que no pierda la calma para que pueda explicar con claridad los hechos.
La investigación que venía realizando el periodista Pirry para un programa de RCN y que fue suspendido antes de salir al aire, deja al descubierto muchas preguntas sobre una inversión de la familia del senador Lizcano en un lote en el departamento de Risaralda. Dos son los tipos de preguntas que saltan de los hechos. El primero, sobre la relación del lote y la carretera. La pregunta: hubo alguna injerencia del senador en una carretera que está diseñada para pasar por el lote. Si bien la compra del lote fue antes del trazado final de la obra, hay lugar a la pregunta. Y las respuestas que dio el senador a la revista Semana podrían ser más contundentes. Sencillamente explica que a cualquiera le puede pasar una carretera por el frente. ¿Coincidencia? ¿Buen ojo de negociante?
El segundo tipo de pregunta tiene que ver con la historia del lote. Al parecer hubo alguna historia trágica en la cadena de tradiciones. Y lamentablemente eso puede ocurrir. He oído muchas historias de personas que sin saber mucho de la historia de un predio se ven metidas en una situación de nunca acabar. Por ello, la misma ley establece una protección del poseedor o propietario de buena fe. De otra parte, el país está muy sensible a las víctimas y la reparación de las mismas. Para algunos la imagen de un senador frente a un desposeído puede generar una desconfianza inmediata. Pero no se puede prejuzgar. El pleito se encuentra en estudio de un juzgado especial. Hay que dejar que la justicia se pronuncie.
Los hombres públicos están sometidos a este tipo de escrutinio de la opinión, que en la práctica se realiza muchas veces a través de los medios de comunicación. Y es incómodo a veces, y en otros casos poco prudente, y también, hay que decirlo, hay oportunidades donde este escrutinio tiene cierta dosis de injusticia o crueldad. Es el costo de la vida pública. La paciencia, claridad y transparencia de los hombres públicos es la mejor forma de darle la cara a la opinión. Por lo pronto, la opinión debe tener prudencia para sopesar los argumentos antes de proceder al linchamiento público de una persona. En particular, ha habido algunos periodistas que se han ensañado con el senador, exagerando la situación y, lo que es más grave, juzgando de manera muy rápida.
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