La firma de los acuerdos de fin del conflicto armado entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, constituye el paso más importante para la consolidación de la democracia colombiana. Por más de cincuenta años el desafío de las Farc al monopolio estatal del uso de las armas mantuvo a la sociedad colombiana a merced de un conflicto armado, que generó mucho dolor, muchas víctimas de violaciones a los derechos humanos, muchas injusticias, que destruyó riqueza y desconoció la libertad humana y el derecho a la propiedad. En pocas palabras hizo que nuestra sociedad fuera menos humana, que la dignidad humana estuviera profundamente atacada, que tuviéramos un daño antropológico en nuestra sociedad. Por ello, este acuerdo es una excelente noticia, por lo esperanzadora.
La decisión del presidente de llevar el acuerdo a un Plebiscito, que no era obligatorio, pues el jefe de Estado tiene las competencias constitucionales para este tipo de acuerdos, es una interesante forma de lograr una legitimación de lo acordado. Ahora a todos los ciudadanos nos corresponde estudiar con cuidado y serenidad el texto de los acuerdos, para que bien informados podamos tomar una decisión inteligente y responsable con el país, en conciencia. En los acuerdos hay muchos aspectos técnicos, otros de significado político y finalmente, otros judiciales. Seguramente buena parte de su texto es para especialistas, por ello hay que comprender el sentido de ese acuerdo, como las condiciones de posibilidad de construir la paz en un escenario sin conflicto armado. En este sentido, es fundamental una valoración ética del acuerdo, así lo que se espera de todos los ciudadanos es ese sentido de construcción de humanidad.
En los acuerdos hay mucho más allá de las figuras políticas de Uribe y Santos, efímeros actores políticos; hay que verlos de cara a las víctimas del conflicto, muchas de las cuales han dado ejemplos muy bellos de reconciliación y perdón. El sentido profundo de construcción de humanidad en nuestro país debe ser el que nos anime a hacer una valoración de lo acordado. La construcción de un país equitativo, donde todos los colombianos y colombianas tengan oportunidades y podamos vivir en paz, es el sueño que se puede comenzar a materializar con este acuerdo.
El Plebiscito será una cita muy importante para todos los ciudadanos y ciudadanas, pues allí tendremos la oportunidad de refrendar un camino para la construcción de un nuevo país, que le podamos heredar a las nuevas generaciones: un país en paz. Hay que dejar de lado los odios, las venganzas, las heridas y lanzarnos todos en común a edificar esa nueva Colombia.
La democracia colombiana se ha fortalecido, y la refrendación popular por medio del Plebiscito es una oportunidad de hacerla más fuerte. Un sí masivo le dará al país unas condiciones propicias para la implementación de los acuerdos, para que no haya marcha atrás y para que exista un compromiso cerrado por el futuro.
* * *
Humberto de la Calle, insigne caldense, merece un reconocimiento muy sentido por toda la sociedad, pues con calma, prudencia e inteligencia, con un horizonte de país, logró dirigir el equipo negociador del Estado Colombiano. De la Calle ha demostrado ser un verdadero estadista, pues colocó el bien común por encima de muchos intereses.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015