Ya no creo que sea gripa lo que me va a dar porque llevo con esta fiebre tres días y no pasa nada,. Confío en que el dolex ayude, sobre todo a no tener que enfrentarme al sistema de Me tocó. Me subió la fiebre. Como vivo en Bogotá me vine a la clínica Shaio, y entré por urgencias para que me alivien rápido. Les conté que no tengo medicina prepagada y no me sacaron, que en unas tres horas me hacen entrar.
¡Uy! Qué cantidad de gente. Líbrame Dios de tener que quedarme en estas urgencias en las que mi salud es tan urgente que después de cinco horas aplastada en esta silla parece que alguien va a venir a ordenarme unos exámenes.
Ya me sacaron sangre, y que en un rato me dicen qué tengo.
Han pasado otras cinco horas y nada, ni me miran.
Que tengo una infección urinaria y me van a poner antibiótico intravenoso y algo para el dolor. Espero que sea breve.
Ya estoy conectada y me siego mucho meyor, ustedes no sabn loques pasar del lolor al solle en solo mitulos. Qué malavira.
Vino una enfermera a decirme que me van a hacer una ecografía.
Nada. ¡Si pudiera dormir! Pero tengo un pacientico roncando al lado y somos como 80 en una salita, todos conectados, y algunos con morfina, como este león al lado mío.
Vino la enfermera y me preguntó si tengo la vejiguita llena… ¿Cómo la voy a tener llena si desde que llegué no me han dado ni un vaso de agua?
Heyyy, me dieron agua, y voy en silla de ruedas empujada por mi camillero a hacerme la ecografía… ¡Wow! corredores desocupados, ventanas, luz del sol, miren esto, baños limpios, doctores serios, de blanco, sin esos disfraces con muñequitos que usan los de urgencias… o será que lo hacen para que alucinen los de la morfina, quién sabe, aunque la diferencia con este hotel de lujo ya me parece sospechosa.
La princesa que me hizo la ecografía encontró quistes en los riñones. Le pregunté si eran lo suficientemente graves como para que me den comida, pero dijo que no creía, le supliqué que me dejara quedar aquí, pero dijo que no podía.
Por favor señor camillero déjeme entrar a un baño de estos antes de llevarme allá donde en un metro cuadrado… ¡gasss! Por fa. Gracias.
Aquí estoy otra vez pero motivo quistes, creo, ya no me pusieron en la silla y me acomodaron en una camilla, aunque estoy como atravesada aquí. Seguro ahora me llevan para un cuarto.
Que me olvide del cuarto porque no tienen convenio con mi EPS, que duerma aquí. Les pedí morfina y que tampoco. No sé cómo dormirme si mi camilla destartalada esta en toda la entrada al baño y cada uno que entra se sostiene de mi baranda, y los que salen también, como esta señora que se disculpa y me dice que es que la purgaron para hacerle el examen de colon.
Y me huele que sí lo tiene podrido, uffff. Fuera de eso estoy al frente de todos los médicos, donde hablan, comen, y chatean en su celular. Parecen hasta normales. En medio de este enloquecedor murmullo alto y permanente que incluye bips, quejidos y toses los oigo hablar de James Rodríguez, y uno de ellos comenta: se va a ganar en un día lo que yo me gano en un año y eso que el hombre ya dijo que no hacía turnos de noche… (Por fin entiendo por qué nos tratan así)
Ahora me tienen que hacer un TAC. ¡Yupi! Otra de vez de paseo por los corredores limpios y aire puro y baños sin mierda. Ojalá me lleven rápido.
Me tiraron un comiso de jardín infantil del ICBF: un banano, un palito de queso y un jugo hit. Y yo que me soñaba con una comidita de enfermo.
¿Cómo así doctor que me tocaba aguantar ocho horas sin pasar bocado para hacerme el TAC?
¿Y no se tienen en cuenta las 48 que llevaba antes del refrigerio?
Superado el TAC, ya mi camillero me llevó al baño chévere y allá lloré un ratico. Voy rumbo a la camilla del baño… Dios mío, ¿qué hice yo para merecer esto? Claro que cuando pienso en la viejita me doy cuenta de que no puedo quejarme, está tan mal que la hija me dijo que esperaba que se muriera esta noche.
Yuhuuu me trajeron a un cubículo, yo sola, se puede apagar la luz y cerrar las cortinas, y sólo hay que esperar a que salgan los resultados del TAC para que los vea el urólogo.
No, que los resultados se demoran hasta mañana. Ayy Dios ahí traen la viejita que se va a morir esta noche. ¿Enfermera no es posible que me saquen mientras la cambian? Hay que cambiarla cada hora porque tiene quemada la colita y usted se queda ahí juiciosita y mira para el otro lado, me contesta. Le digo: por favor me ayuda a desconectarme que me voy, y me contesta: usted verá. Y procede. Me levanto y voy a hablar con una que parece estar a cargo: o me sacan ya o me vuelo, y me contesta cínica: así no funciona urgencias, y no la podemos pasar a un cuarto porque no tenemos convenio con su EPS. Y le grito: pues así tampoco funcionan los derechos humanos ¿o porque no tienen convenio yo no tengo derechos? O me dejan ir o llamo a la policía.
Ya firmé mi salida voluntaria y me largué. Si me muero no me importa. I’m coming home.
Ya en mi casa llamé a un ángel que se llama el Dr Pachito Gonzáles y me salvó la vida. Me medicó con cariño y sin preguntarme por mi EPS. No sé si por lo manizaleño o por lo que todavía tiene alma.
Y las urgencias de las clínicas que me las envuelvan para limpiarle la colita al que se inventó la cochina ley 100, que es el mismo que ahora como senador dice que va a encargarse de la reforma a la salud.
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