Colombia tendrá mañana la oportunidad de decidir si quiere acabar con una guerra de 52 años. De poner fin a la guerrilla de las Farc como movimiento armado, para que se reintegre a la sociedad como grupo político. Una oportunidad desafiante, para demostrarnos como comunidad que nos podemos perdonar y trabajar juntos a pesar de las diferencias y las hondas heridas.
Nadie en sus cabales dirá que es fácil. El lunes, si gana el Sí en el plebiscito, Colombia no amanecerá en paz. Todo lo contrario. Iniciará un camino nunca antes recorrido, pues el Marco Jurídico que rodea este proceso es un modelo "novedoso", según la Corte Internacional. Habrá trampas y desengaños, pero nunca nada tan terrible como una toma guerrillera, las pescas milagrosas o esos eternos secuestros extorsivos en medio de la selva.
La paz llegará con los años y dependerá de cómo afrontemos este reto.
Asusta ver la manipulación de la que son capaces los promotores del No. El exprocurador Alejandro Ordóñez, por ejemplo, alega que en el documento firmado el pasado lunes por el presidente Juan Manuel Santos y el jefe de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, se desconocen los derechos a las víctimas, a su reparación, a la verdad y a la justicia. Pero eso es falso.
Quien ha leído el Acuerdo Final sabe que ahí sí hablan de reparación a las víctimas. También de verdad y justicia. Tal vez no es el modelo que a Ordóñez le gustaría - estilo Inquisición, a lo Torquemada -, pero ahí está.
Igual sucede con el expresidente Álvaro Uribe, cuyos argumentos en contra del acuerdo son tendenciosos y especulativos. "Nosotros queremos un país con justicia, que aquí queda totalmente derogada". ¿Qué es entonces el Marco Jurídico para la Paz? "Queremos un país con inversión privada, que con este acuerdo queda totalmente afectada". En el Acuerdo Final no se hace mención alguna a cerrales la puerta a los extranjeros, pero sí hace énfasis en apoyar la empresa y la agricultura nacional. Además, The Economist mencionó ayer las bondades que trae este acuerdo "imperfecto" y las oportunidades para inversionistas extranjeros. ¡Ojo! Lo dice un prestigioso diario económico internacional, no Granma.
"Nosotros queremos un país con equidad social, que este acuerdo anuncia, pero va a dejar al país sin recursos para avanzar en la equidad social, en la educación". Eso es especulación.
"Nosotros queremos un país que respete la ley, y este acuerdo premia a los criminales". ¿Acaso él no premió con la embajada de Chile a Salvador Arana, hoy condenado a 40 años por el asesinato del alcalde del Roble, Eudaldo Díaz Salgado, y por sus nexos con grupos paramilitares? "Nosotros queremos un país donde haya tolerancia por las ideas ajenas". ¿Acaso no señalaba públicamente a quienes pensaban diferente a él llamándolos "guerrilleros de corbata"? "Ese terrorismo ni siquiera pide perdón, ese terrorismo ni siquiera expresa arrepentimiento". ¿Acaso no escuchó a Timochenko en el discurso que dio durante la firma del Acuerdo? No, no lo escuchó. Tampoco los escuchó con las familias de los diputados del Valle o los sobrevivientes de Bojayá.
Uribe tiene su cabeza tan metida en su trasero que le es imposible reconocer que el país se merece esta oportunidad. Le dice a The New York Times que "los colombianos no saben el diablo escondido en las 297 páginas del acuerdo" (nyti.ms/2d88IcM), y sus seguidores se persignan. Y Ordóñez llega con mentiras a atizar a los fanáticos. "Están utilizando la paz como excusa para imponer la ideología de género", aseguró en un video en YouTube.
Y como la locura es contagiosa, sale cada fanático por ahí tergiversando e inventando cosas que no existen en lo que mañana votaremos. El pastor Miguel Arrázola escribe en Facebook que durante la firma del Acuerdo hubo satanismo. “Una paz con ritos satánicos no es más que un intento de burlarse de Jesús Príncipe de paz", publicó. O el concejal bogotano Marco Fidel Ramírez, que también es pastor, le ha dicho a su congregación que se está promoviendo la ideología “ateo-marxista” y que nos vamos a convertir en una “dictadura homosexual”.
Todo lo anterior es falso. Humberto de la Calle Lombana, jefe negociador del Gobierno Nacional, explicó el día que presentaron el acuerdo que la palabra "género", incluida en el documento, no hace alusión solamente a la mujer, "pero sí al impacto diferenciado de situaciones concretas sobre hombres y mujeres y personas LGTBI. Género es el respeto a la diferencia y a la particular condición en la individualidad. Es la posibilidad de convivir en armonía con la diferencia”.
A finales de 1969, John Lennon y Yoko Ono pautaron en diferentes medios y vallas un aviso de grandes letras negras sobre un fondo blanco en el que se leía el mensaje "War is over (if you want it)". Esto traduce "La guerra terminó (si tú lo quieres)" y era el deseo de este exBeatle y su esposa de que le pusieran fin a la guerra en Vietnam.
No les pararon muchas bolas y los medios transformaron su protesta pacífica en un acto publicitario. Mañana tenemos la oportunidad de reivindicar esta tesis. La guerra puede terminar... si queremos.
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