Una de las fotos más compartidas en las redes sociales esta semana fue la del presidente Barack Obama comiendo en un pequeño restaurante de Hanoi un plato de bun cha (tallarines vietnamitas y cerdo) y una cerveza. Todo informal: los comensales interesados en sus propios asuntos, las mesas pequeñas de butacos plásticos azules, la compañía del irreverente cocinero Anthony Bourdain, y el servicio para dos personas que no pasó de $6 dólares.
Una imagen que hace 40 años era impensable.
Quienes crecimos en los 80 nos nutrimos de las películas y series de guerra donde Vietnam era un hervidero de sangre y muerte. Rambo, por ejemplo, es un veterano de esa guerra y su carácter violento se lo debe a los traumas vividos luchando contra el Vietcong. Igual sucede con el rudo de Chuck Norris, quien no conoce barreras a la hora de rescatar prisioneros de guerra mantenidos en precarias celdas de bambú en medio de la selva vietnamita; como si se tratara de soldados secuestrados por las Farc. Platoon, Apocalypse Now y la serie Misión del deber forjaron en nuestro imaginario que ese país asiático era sinónimo de guerra, de Mama San y "me love you long time".
Tal vez la última foto relevante de gringos en ese país es la de la famosa salida de Saigón en 1975. La del helicóptero en el techo de la embajada americana y decenas de personas haciendo cola para abordarlo y abandonar Vietnam, ante la eminente derrota de sus tropas. La de esta semana, la de Obama y sus tallarines, es la imagen de la apertura, la de las rencillas olvidadas, la de la reconciliación.
Mientras la maquinaria de Hollywood trataba de curar sus heridas y buscar explicaciones a su derrota en películas de héroes musculosos y villanos de estereotipo, Vietnam se recuperaba de todos esos años de colonia francesa (cuando se llamaba Indochina) y de esa guerra que dejó cerca de 5,7 millones de muertos. Transformó su economía, se fortaleció culturalmente y hoy ocupa el lugar 55 entre los 142 países clasificados en el Índice de Prosperidad 2015, publicado por el Instituto de Legatum. Colombia está en el puesto 62.
Vietnam posee la segunda tasa de crecimiento económico más alta de Asia, tras China, cercana al 8% anual en la última década y se prevé un crecimiento al 6% anual durante los próximos diez años. "Un sólido crecimiento que ha permitido aumentar el ingreso per cápita medio de los vietnamitas un 10% anual e incorporar millones de personas a la clase media, creando un círculo virtuoso donde el crecimiento económico refuerza el consumo de la clase media y este consumo, a su vez, refuerza el crecimiento de la economía. Por lo que los analistas prevén que el auge del consumo privado irá ganando importancia como motor del crecimiento económico del país frente a las exportaciones y la inversión extranjera". (http://bit.ly/1sgiqiC)
Hoy Vietnam vive en paz, explota el turismo y tiene la mejor comida de Asia. Crece sin engaños ni pantomimas y se sirve lo que hay, como se ve en la foto del restaurante.
Colombia podría aprender mucho de la experiencia vietnamita. De un país que "venció la prepotencia del ejército más poderoso del mundo" y que supo salir adelante.
* Esta columna dejará de salir durante las vacaciones del autor.
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