Dicen que lo maluco de la rosca es no estar en ella. Por eso, quienes no están metidos en el circuito, tiran piedras, atacan y denuncian lo que allí sucede. En Caldas, cada cierta cantidad de años, cambia sus roscas. Se renuevan, pero siguen con los mismos vicios.
Tuvimos la del yepobarquismo que se instaló en la Industria Licorera de Caldas e hizo de esta empresa departamental un fortín político que se extendió a otras ramas públicas. Ampliamente denunciada e investigada esta rosca perdió su poder. La empresa cayó en manos de otra rosca, y luego de otra que terminó con su gerente, Carlos Arturo Fehó, condenado por irregularidades en la adjudicación de un contrato de distribución de licores en Valle del Cauca, huyendo del país y buscado por la Interpol.
Sin embargo, como esta compañía, al parecer, se está saneando y parece no dar los rendimientos económicos que otrora prometía, ¿de dónde van a echar mano los pillos de cuello blanco para llenar sus bolsillos? Existe un proyecto que, para terminar su primera fase, requiere una inversión de 390 mil millones de pesos, de los cuales el Gobierno Nacional prometió 50 mil millones para el próximo año. Los más optimistas, como los gremios, piensan que con la intervención de nuestros parlamentarios el desembolso podría ser de 140 mil millones. La obra total, según cálculos publicados la semana pasada por la revista Semana (http://bit.ly/10NLPlJ), costaría 1,1 billones de pesos.
Aerocafé se está convirtiendo en el proyecto para atacar y defender intereses políticos. La valla instalada sobre la Avenida Santander (por el edificio La Estación) denuncia el elefante blanco que es esta obra. Igual sucede con unos volantes que están repartiendo en el que denuncian el manejo errático que ha tenido y la falta de control por entes como la Corporación Cívica de Caldas (CCC) y la Contraloría sobre los dineros allí despilfarrados. Ambos son publicados por una organización que se llama Ciudadanos firmes por Caldas.
Acusan roscas y vínculos polémicos para cubrirse mutuamente las espaldas. Que Cristina López (presidente de la Junta de la CCC) es la esposa de Gilberto Saffón Arango (presidente del Comité Intergremial y miembro de la Junta directiva de Aerocafé), y que por eso la corrupción en este proyecto es rampante.
El columnista Jorge Enrique 'Tite' Pava es quien más ha denunciado esta clase de relaciones, y eso está bien. Su discurso, sin embargo, es idéntico al que usa la anónima Ciudadanos firmes por Caldas. Ambos exigen un cambio de líderes y que Caldas se libere de estos "mezquinos prohombres" que "por 30 años" nos han sometido, como dice el columnista de marras. Las denuncias están bien... pero hasta qué punto.
Detrás de esto hay un tufillo a rencor político, a que no se está en la rosca que ahora recibe dividendos. Ciudadanos firmes por Caldas parece tener el mismo origen que hace unos años tuvo Ciudadanos firmes por Manizales, que también proponía recuperar los valores cívicos y sociales con el fin de buscar personas que quisieran ser alcaldes de la ciudad o lucharan por ocupar lugares de poder en los gremios. Era una palanca y una vitrina para buscar votos. Allá fueron a recalar personajes como José Fernando Mancera y Arturo Yepes.
Y si uno se pone a ver las volteretas que hacen estos políticos y con quienes se relacionan, se encuentra uno con que Mancera empieza a moverse para las elecciones del próximo año, que Arturo se distancia del Partido Conservador para acercarse a Cambio Radical, que el exconcejal Octavio Cardona está en la lista para posible candidato a la Alcaldía... y así se va armando una nueva rosca en la que hay un elemento en común: el representante a la cámara por Caldas, Mario Castaño.
Este político liberal que tiene coalición con Cambio Radical, se quiere mostrar como nuevo líder regional (como Mancera), y su cercanía con Cardona siempre ha sido conocida. Mario Castaño llegó a la Cámara de Representantes con una polémica campaña donde lo señalaron de violar los topes de financiación y de hacer política populista (decían que regalaba fajos de billetes, pero esto nunca se demostró o nunca se denunció). Además, llegó con el señalamiento de haber sido muy cercano a Fehó cuando este fue gerente de la ILC y él era presidente del sindicato Sintrabecólicas. Lo acusan de haber manejado y reestructurado la Licorera para beneficio propio y de sus amigos, contribuyendo al detrimento patrimonial de esta empresa y del Departamento. Época en la que Tite Pava también gozó de los beneficios de la pauta publicitaria de la ILC para sus programas de televisión.
Insisto, las denuncias e investigaciones están bien, siempre y cuando exista transparencia de quienes la hacen. Cuando hay organizaciones con obvios intereses políticos, pero cuya cabeza no es visible, que envían documentos "anónimos" para que se "investigue" a ciertos personajes, puede terminar uno como un tonto útil. Un 'Tite're de una rosca que al parecer va por un nuevo objetivo: Aerocafé.
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