La noticia alcanzó a preocuparme. En la pantalla del televisor -que estaba en silencio- aparecía el rostro de un hombre de cara redonda y barba espesa; abajo, el generador de caracteres del noticiero del mediodía, decía "Abatido en Norte de Santander". Me lamenté. "¡Mierda, mataron a Pablo Rolando Arango!", dije en voz alta.
Le subí el volumen al televisor para saber cómo habían matado al ameno escritor manizaleño, profesor universitario y excolumnista de este periódico. Además para saber qué carajos hacía en la frontera con Venezuela. La presentadora decía que era uno de los criminales y narcotraficantes más buscados del país. No lo podía creer. Sí, le gusta el trago y las drogas como a cualquiera, pero tampoco como para que el Ejército lo tuviese en la mira. Si acaso era un subversivo de las letras.
"Dieron de baja a Megateo", repiten en el noticiero. Me frunzo. No creo que Pablo haya sido un hombre de fe, pero llegar al extremo de llamarlo un 'mega ateo' me parece absurdo. Vuelvo y miro la pantalla y ahí está: un Pablo Rolando de camuflado, con un fusil y un grupo de pillos detrás de él. Y cuando digo pillos no me refiero a los borrachitos del parque Ernesto Gutiérrez con los que se juntó por un tiempo, o los profesores universitarios que él denunció por hacer trampa en los textos que publican con el fin de subir en los escalafones.
Me volvió el alma al cuerpo cuando después de un choque de buses en Bosa y una desmayada en Transmilenio y demás noticias que supuestamente son de interés nacional, dijeron que el abatido no era el filósofo de la Universidad de Caldas, sino Víctor Ramón Navarro Serrano, alias Megateo. Ese tipo que sembró el terror en el Catatumbo y por el que los gobiernos de Estados Unidos y Colombia ofrecían unos $15 mil millones de pesos.
Mientras me reía de las trampas que me suele tender la cabeza -como creer que Peter Griffin, el personaje animado de la serie Padre de familia, es candidato a la alcaldía de Manizales, cuando en realidad el tipo del pendón es Luis Roberto Rivas (mírenlo, son idénticos)-, me puse a pensar en que ahí afuera, en este inmenso mundo de 7 mil 328 millones de habitantes -y contando-, todos debemos tener un doble. Sea real o de caricatura, como Rivas.
El fotógrafo canadiense François Brunelle sorprendió hace un par de años con su proyecto I’m not a look-alike! (www.francoisbrunelle.com), en el que encontró alrededor del mundo a decenas de "falsos gemelos" -desconocidos que eran prácticamente idénticos -, y los juntó para sus sesiones de fotos.
Incluso, buscando por Google me encontré con un artículo en el que mencionan que en la red social Facebook existe un grupo llamado Twin Strangers (Desconocidos gemelos) para buscar dobles. Además, también leí que en esta teoría también funciona la compensación. O sea, que si a su "gemelo" le va mal, a usted le debe ir bien (Pablo Rolando, compre el Baloto). Por absurdo que suene, esto parece ser cierto. La evidencia está en el Once Caldas. No fue sino que en el año 2000 mataran a Giovanni Quiroz, más conocido como el Zarco por su actuación en la película La vendedora de rosas, para que el arquero Juan Carlos Henao comenzara su camino a la gloria.
Y hablando de fútbol... Esta semana el futbolista Jhon Valencia y el exdirectivo del Independiente Santa Fe, Édgar Cortés, denunciaron que en ese equipo les cobraban coimas a los jugadores para poder jugar o ser contratados. A pesar de tener grabaciones y mensajes de Whatsapp que evidencian -una vez más- la corrupción en el fútbol nacional, tan pronto la noticia estalló los involucrados salieron a decir que las cosas no eran así. Que esas no son sus voces, que todo se mal interpretó, o que sencillamente ellos no estaban allí. O sea, fue "el otro yo" el que está ahí involucrado, el que cobró, el que pagó. Y eso se replica en todos los equipos. En el Once Caldas, por ejemplo, Peter Samy Domínguez hizo una denuncia igual a comienzos de este año, pero tuvo que retractarse. Al parecer la presión ejercida por un camión Kenworth es mucha.
Siento haberme desviado, pero fue mi "otro yo" quien se apropió del teclado.
Algunos, mientras encuentran a su gemelo, se inventan un alter ego. Una Marlene Lizarazo Tocarruncho que cobre los millonarios contratos que la analista política Natalia Springer tiene con la Fiscalía. O se reencauchan, como nuestros candidatos a la alcaldía de Manizales y la gobernación de Caldas. Casi todos han tenido -o tienen- procesos judiciales, pero ahí están, vendiéndose como intachables. Hasta nuestras entidades públicas tienen sus dobles. ¿No ha escuchado de las nóminas paralelas?
A Pablo Rolando ya le mataron a su "falso gemelo", y espero que le empiece a ir mejor. De igual forma espero que mi doble se caiga del yate en el que debe andar por la Costa Azul francesa... solo para tener una buena racha.
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