Alejandro Samper Arango deme_una@lapatria.com
El hashtag (#) JeSuisCharlie fue el tema de moda (trendig topic) en Twitter desde el jueves. Más de un millón de personas de todo el mundo se habían sumado con mensajes y fotos en los que expresaban sus condolencias o dolor por las doce víctimas mortales y veintena de heridos que dejó el ataque de tres fundamentalistas islámicos a la sala de redacción del semanario satírico francés Charlie Hebdo. Decían: "Yo soy Charlie".
Varios de esos trinos convirtieron esa "red social" en un lugar "antisocial", con mensajes de odio a los musulmanes. A la vez que pregonaban la libertad de expresión, censuraban el islam. Sus mensajes eran tan fundamentalistas e intolerantes como los de esos tres tipos que entraron con fusiles y masacraron a los caricaturistas que se burlaron con sus dibujos del profeta Mahoma, de los fanáticos del Estado Islámico, de los yihadistas, de la fatua, de todo lo que es muharram (cosa prohibida) para ellos. Pero también se burlaron del papa Francisco, de los judíos, de la cienciología, hasta del imperturbable Buda.
Se dice que crece la islamofobia y ya hay quienes piden expulsar a los musulmanes de sus países, como lo hicieron en España por orden del rey Felipe III entre 1609 y 1613. Luego pedirán que saquen a los judíos, como hicieron en España en 1492 por orden de los Reyes Católicos. O que los rodeen con un muro y los bombardeen como lo han hecho los judíos con los palestinos en los últimos años.
Y al escribir esa última línea, ya espero un correo de algún miembro de la comunidad hebrea pidiendo una rectificación, como lo han hecho cada vez que toco algún tema sensible a ellos. Pero no son los musulmanes o los judíos los únicos hipersensibles a que se hable o cuestione su fe. El astrofísico Neil deGrasse Tyson, que el año pasado se hizo muy popular por la serie Cosmos (en donde explica los orígenes del universo), es fuertemente criticado por los católicos y cristianos. Hace unos años lo entrevistaron para un portal de Internet donde le preguntaron los ocho libros que cualquier persona inteligente debería leer. El número uno fue la Biblia: "para aprender que es más fácil que otros nos digan cómo pensar y creer que eso es pensar por nosotros mismos".
Esa crítica al modelo religioso judeocristiano ("Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron", Juan 20:29), le valieron decenas de críticas y, al igual que el rey Felipe III o los Reyes Católicos, hubo quienes lo condenaron y pidieron que lo retiraran de cuanto programa de televisión educativo hubiese en ese momento. Incluso, durante las emisiones de Cosmos, los cristianos enviaron decenas de cartas pidiendo que el programa rectificara los datos sobre el origen del universo. Pedían más contenido creacionista (lo que dice la Biblia de Dios creando el mundo en siete días y todo lo demás) y menos ciencia (lo que se ha demostrado). Mientras creamos que la fe y las religiones son algo intocable y no criticable, o que la tierra en la que estamos nos fue otorgada por un don divino, seguiremos padeciendo casos como los de Charlie Hebdo. Mientras creamos que nuestro dios es más poderoso que "su" dios, seguiremos matándonos por fábulas y moralejas de algunos profetas. George W. Bush, después de los taques del 11 de septiembre, dio un discurso en el que quiso diferenciar la fe "Americana", con la de los musulmanes, y dijo: "Nuestro dios es el dios que nombró las estrellas", ignorando que dos tercios de todas las estrellas tienen nombres árabes.
El radicalismo parte de la ignorancia. Es más fácil apretar un gatillo que pensar. Y el grito de los terroristas que acribillaron a la gente de Charlie Hebdo - ¡Allahu akbar! (¡Vengaremos al profeta!) - no es muy diferente del hoy popular "la gloria es de Dios", que se le escucha a cuanto futbolista anota un gol. La ciencia no tiene todas las respuestas. Sin embargo, hasta ahora no he visto a un grupo de astrónomos tomar por la fuerza un consultorio de alguna astróloga tira cartas, al grito "¡Capricornio es un conjunto de estrellas que no interviene para nada en el destino de las personas nacidas entre el 22 de diciembre y el 19 de enero!".
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