Aunque el expresidente Gaviria no es propiamente de mis afectos, reconozco que el artículo que publicó en El Tiempo el domingo pasado hizo subir el precio de sus acciones, al menos conmigo. Este asunto de la paz, y a pesar de que los que no estamos de acuerdo con la forma como esto se ha desarrollado, por razones entendibles ya que los enemigos no son de fiar, pues pensamos que la actitud ladina y ventajosa con que expresan sus falsas intenciones de hacer la paz a lo único que conducen es a prolongar las mal llamadas treguas, y los traicioneros y peligrosos acuerdos unilaterales.
El general (r) Jaime Ruiz decía en estos días con gran claridad que esas treguas llenan de satisfacción a Timochenko y sus esbirros, porque para ellos es la mejor oportunidad de reabastecer sus filas y apertrecharse de armamento, para, como lo han hecho en tantas oportunidades, estar nuevamente preparados para volver a azotar el país con armas de mayor eficiencia y con más niños que siguen secuestrando, a pesar de lo que digan estos mentirosos, para que de la manera más infame se vuelvan carne de cañón.
Supongo que las declaraciones de Gaviria han sido estudiadas detenidamente por el alto gobierno, porque su idea de llevar la justicia transicional a todas las partes en conflicto, especialmente a las Fuerzas Armadas, tan vilipendiadas por los mamertos de izquierda, debe ser el escudo protector para ser cobijadas con los mismos beneficios de los guerrilleros, lo que en este momento no parece ser la meta.
Las razones por las cuales a una buena parte de colombianos nos ha parecido que la propuesta puede ser bastante provechosa para ayudar a soltar el nudo gordiano que nos está ahorcando, ya que vemos con temor que las únicas personas de las que se ocupará nuestra politizada justicia serán las víctimas y no los victimarios, quienes ya han hecho pública su decisión de no pagar un solo día de cárcel y amenazan con volver a la guerra, como si alguna vez no hubieran estado fuera de ella, desde hace cincuenta años.
El problema es que estas propuestas, no solo es que deben estudiarse con lupa, por venir de quien vienen, sino que ya verán la cantidad de micos que los amigos congresistas van a tratar de meter en la redacción de los textos, como ha sido tradicional, para cobijarse con amnistías, perdones y rebajas de las penas, por faltas cometidas en función de sus deberes politiqueros.
Otros que también deben estar muy contentos son los miembros de la Rama Judicial, a la cual por fin se le está poniendo atención por los organismos de control y, muy rápidamente, acuérdense de mí, van a caer en el ojo del huracán.
Aunque la cosa no se ve fácil, esta puede se una pequeña puerta para ir sentando unas bases que nos alejen del precipicio a donde nos quieren llevar los subversivos, y al cual si no nos movemos con patriotismo e inteligencia nos seguirán arrastrando.
Nota: El país entero está todavía aterrorizado con el salvaje asesinato de los cuatro niños en Caquetá. Mi inquietud es que en los retratos hablados de los asesinos que publicó la Policía, no aparece ninguno de ellos con un labio leporino gigantesco, que nadie podría pasar por alto en el momento de una identificación, sin embargo nunca se mencionó ese detalle. ¿Fallaron los técnicos dibujantes, o fallaron los testigos?
P.D. No tienes que ganar todas las discusiones. Solo debes estar de acuerdo en no estar de acuerdo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015