Dentro de unos ocho meses estaremos dándole otra vez la vuelta a este enredado país con las elecciones de gobernadores y alcaldes. A pesar de que es costumbre que estos importantes acontecimientos nos radicalicen en los tejemanejes políticos, la verdad es que todo se reduce a ver caras nuevas en los autos oficiales, y al incremento de las colas de los que, aduciendo que su voto se lo dio a tal o cual político, se sienten con el derecho de exigir un puestito, o al menos algún contratico por el favor concedido.
De todas formas, tenemos por darnos por bien servidos de que todavía en Colombia podamos salir a las plazas públicas a exponer nuestras protestas sin peligro mayor de recibir un balazo, aunque la mayoría de las veces estos plantones son tomados como otro carnaval, y no como pilares fundamentales para cimentar unos eficientes programas de gobierno, como debe ser.
Este maremagnum en época electoral sirve para salir a abrazar con toda la sinceridad del mundo a los votantes, quienes llenos de optimismo esperan que las promesas se hagan realidad, al menos una vez en su vida.
Sin embargo, hay una buena cantidad de buenos ciudadanos que lanzan sus nombres para cumplir el deber cívico de volver realidades sus promesas, tratando de hacer de nuestro país un lugar mejor para vivir.
A las puertas unas elecciones que van a definir nuestro futuro, es hora de darnos cuenta que hay mucho en juego, y que no podemos caer en las dolorosas situaciones que viven en estos momentos nuestros vecinos, quienes para su infortunio están en manos de dirigentes déspotas e ignorantes, que se han mantenido en el poder con la fuerza de las armas, pisoteando vilmente lo que les va quedando de democracia, que desafortunadamente no es mucho.
Pasando de esa macrorealidad a nuestros lares, nos hemos enterado con gran satisfacción que, gracias a su civismo y amor por Manizales, tendremos como candidata a la Alcaldía a Adriana Gutiérrez, cuyo nombre es sinónimo de transparencia y voluntad de trabajo. Su figura en la palestra es garantía de que la ciudad será manejada con guantes de seda para ejercer un mandato transparente, con todo ese dinamismo que ella ha demostrado durante su brillante vida pública.
Adriana es la candidata por excelencia, y estoy seguro que en estos momentos de inmensa expectativa nacional, su modo de ser y ejecutar, y su conocimiento de los problemas de la región, serán la fuerza que nos dará el empuje para continuar haciendo de Manizales una mejor ciudad, con mucha mayor fortaleza lo que siempre la ha caracterizado, con el sello de distinción y progreso dentro de la historia política de las ciudades colombianas.
Los manizaleños tenemos un reto muy delicado, y no podemos dejar pasar la oportunidad que se nos da con una candidata de semejante altura. Los desafíos que va a tener que enfrentar nuestra candidata, como son el problema latente de la Comuna San José, la movilidad, la educación, la recuperación del espacio público, entre muchos otros, no dan más espera y por eso, junto con los problemas económicos que tiene que solucionar para realizar el sueño del Aeropuerto del Café, el camino a recorrer solo puede solucionarse con la ayuda monolítica de todos los habitantes de esta ciudad, que con una excelente gobernante tendrán un futuro que nos abrirá las puertas para un desarrollo social en el cual tenemos un creciente déficit.
P.D.: El camino a la sabiduría es sencillo: equivóquese, equivóquese, equivóquese de nuevo. Pero cada vez menos, menos y menos.
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