De acuerdo con las últimas encuestas, la situación del gobierno se está poniendo color de hormiga por los significativos descensos que han reflejado casi que un rechazo masivo a los tan mencionados diálogos de paz, en los que hemos estado metidos desde hace dos años y medio, cuando lo prometido por Santos era de que en menos de un año los angelitos de las Farc y del Eln estarían tranquilamente tomándose sus mojitos a la orilla de cualquier playa en el mundo.
Desafortunadamente esta utopía parece alejarse más de la realidad que ya refleja, no solo un rechazo ante las mentiras y las traiciones de los narcoasesinos, sino que con todas las barbaridades que siguen cometiendo, vamos llegando a los límites de no aguantar más, y aunque los hechos no dan lugar a imaginarse una solución para una guerra tan sangrienta, el porcentaje de compatriotas que aún creen en la posibilidad de llegar a un acuerdo en La Habana bajó de un 76% en abril, a un irrisorio 19% en mayo de este año.
Estas cifras reflejan claramente el desprestigio del presidente, cuya imagen positiva bajó del 40% a un lamentable 24%. La avalancha arrastró también al desagradable fiscal Montelegre, quien bajó del 50% al 31%.
Es que no solo son las actitudes sangrientas de los bandidos los que nos mueven al rechazo total, sino que lo más significativo es la reacción, aunque no lo crea Santos, que refleja ese sentido vengativo que ha impreso a su gobierno, consiguiendo compinches como el fiscal para pasar una segadora sobre la cabeza de gran cantidad de excolaboradores del gobierno de Uribe que ahora están encarcelados, aunque el sentir popular es que se está cometiendo una sucia trapisonda, confirmada por la exculpación que se ha hecho de cualquier cosa que haya hecho uno de los personajes más influyentes de esa administración, como lo fue el ministro de Defensa quien, lógicamente, tenía que estar al tanto de todo lo que pasaba al interior del gobierno.
Se acaba de presentar un cambio en el gabinete y, como lo habíamos previsto, el Dr Pinzón se va a gozar, con toda justicia, de la molicie de la vida diplomática. Deja con la enjalma puesta al Dr Luis Carlos Villegas, personaje ampliamente conocido, y buen conocedor de los diálogos de La Habana, como negociador que fue al inicio de los mismos al formar con el Dr De la Calle una dupla que si no les amarran las manos, no se dejará mamar más gallo de los facinerosos, con lo que esperamos sea muy cercano el día de llegar a un acuerdo y que cesen las interminables masacres.
Sin duda, y sin demeritar a Pinzón a quien lo estaban tratando bastante mal, la experiencia y el conocimiento que tiene Villegas de los crueles timochenkos, y el respaldo que debe recibir de los empresarios colombianos, le ayudarán mucho a llegar al final del conflicto.
Es bueno recordar cómo acá todo pasa y nada pasa. Releyendo mi columna del 19 de marzo último, hacía una crítica a los desagradables incidentes que estaban sucediendo en la rama de la justicia, que ponían por los suelos el prestigio que alguna vez tuvieron quienes eran considerados por los colombianos como los representantes de la dignidad del país.
Pues ya han pasado más de dos meses, y todo sigue como si nada hubiera pasado. Fuera de unos enfrentamientos vergonzosos, ocurridos entre ellos mismos, no se ha hecho nada para implantar un reforma drástica a la justicia, que ya no da tiempo para que se ejecute, antes de que esta actitud de desprecio a la voluntad popular ocasione una reacción de la cual los únicos gananciosos serán los enemigos de la patria, que desde su palco se solazan con las actitudes de los altos jueces de la república, comandados por un fiscal que no merece esa posición.
P.D.: Nunca dejes de aprender. Una memoria ociosa es el taller del diablo y ese diablo se llama Alzheimer.
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