Las peleas de gallos que se daban mucho por esta región del Viejo Caldas, pero han caído en tal decadencia que hoy en día es casi imposible presenciar este espectáculo, que por sangriento ha sido relegado del sentir popular. En esas peleas, hay una costumbre que permanece a través de los años, que consiste en que el dueño del gallo ganador de una riña no tiene que ir a cobrar su apuesta, pues el perdedor debe ir de inmediato después de conocer el fallo de los jueces a pagar su dinero, sin poner inconvenientes de alguna clase.
Con base en esta práctica teoría, soy de los primeros que quiero reconocer que los partidarios del No en el plebiscito sobre la paz vamos perdiendo, óigase bien, solamente vamos perdiendo este primer round, porque las cosas no han quedado con la claridad que pregona el Gobierno. Dice el adagio “Del dicho al hecho hay mucho trecho”, y en un asunto tan delicado y que lleva intrínseca la suerte de la patria, merece que se siga poniendo toda la atención en la solución de los múltiples problemas que aún están sin solución, y cuyo fin debe ser tratado como a un niño recién nacido.
Los representantes de las partes en las negociaciones no pueden creerse triunfadores de un enfrentamiento tan sensible y darles por regresar a la politiquería a que nos tienen acostumbrados. Es el caso de un reconocido médico senador, que no perdió la oportunidad de darse vitrina como negociador en los últimos días y así mojar prensa y televisión por todos lados. Otro senador cuyo nombre mencionaré en latín -Benedetium-, el mismo día en que se conoció la firma del convenio salió a insultar al doctor Uribe y a su grupo político. Mucho ojo con esta clase de individuos, porque son más peligrosos que cualquier opositor al proceso.
Es largo el camino por recorrer ya que, por lo que hemos visto, son muchos los artículos del convenio que tienen una gran cantidad de puntos que deben ser refrendados por los jueces, porque según dicen quienes los saben de leyes, los cambios que se deberán hacer, acogiendo las propuestas firmadas, van a necesitar una nueva Constitución, y todos sabemos que en Colombia cuando las cosas pasan a la Justicia los tiempos de resolución se vuelven eternos.
Otro palo en la rueda es el rechazo del Eln, quienes no van a ser fáciles de convencer de que es mejor trabajar honradamente que seguir manejando el sucio pero lucrativo cultivo de la cocaína, lo que hasta el momento han rechazado. Y lo más aberrante es el despreciable secuestro, que tienen que suspender inmediatamente estos guerrilleros.
Dura labor tendrá la oposición al Gobierno para equilibrar las fuerzas antes de la votación del plebiscito. Esperamos que para esa fecha todos los puntos de la negociación deben estar muy claros, y que la gente sienta que puede volver a creer en algo en un gobierno que mantiene índices de favorabilidad lamentables.
Tal vez en una próxima encuesta el señor Santos suba un poco en aceptación, pero si no maneja la política acertadamente y deja ese afán de venganza que está esgrimiendo, como la presión para meter a la cárcel a todo lo que huela a uribismo, como con el exministro Arias, va a rodar en caída libre, a poner en peligro su Nobel de paz, y puede resultar atropellado por tantas decisiones erradas.
P.D.: El que nace pobre y feo tiene grandes posibilidades de que al crecer se le desarrollen ambas condiciones.
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