Colombia tiene, como país libre y democrático, tres poderes como lo establece la Constitución Nacional, cimiento intocable de nuestra nacionalidad… Lo que está muy bien.

Esta Constitución siempre ha sido respetada como la base fundamental que nos permite hacer parte de las naciones del mundo civilizado… Lo que está muy bien.

Lamentablemente, la politiquería que nos ha invadido en los últimos tiempos ha puesto a tambalear los cimientos de la patria... Lo que está mal.

Colombia tuvo épocas de tranquilidad y progreso... Lo que está muy bien.

También tuvimos enfrentamientos políticos sangrientos en los albores de nuestra nacionalidad... lo que está muy mal.

Después volvimos a tener una época de calma, interrumpida por la sinrazón guerra de Los Mil Días que dejó dividida la nación, con todos los problemas que el odio entre hermanos pueda traer... Lo que está muy mal.

Vino la espantosa violencia que acabó con la tranquilidad y el progreso que estábamos comenzando a sentir... Lo que estuvo muy mal.

Las consecuencias se reflejaron en cientos de asesinatos, sobre todo de indefensos campesinos a manos de caciques políticos... Lo que estuvo espantoso.

Y llegó la peor plaga imaginable con la cocaína y las poderosas organizaciones de mafiosos que nos dejaron inundados de sangre... Lo que fue asqueante.

Se controló el baño de sangre, pero no el maligno poder económico de la mafia que terminó hasta poniendo a un presidente de Colombia... Lo que no tiene nombre.

Se fortalecieron otra vez los violentos, ahora convertidos en negociantes de droga y brutales asesinos... Lo que es inenarrable.

Llegó al poder un presidente quien se amarró los machos en forma admirable, por el patriotismo que se le imprimió a su mandato, en un país que lloraba de dolor al verse apabullado por los bandidos... Lo que fue ejemplo para el mundo. En menos de tres años puso al borde del exterminio a quienes se creían los dueños de la patria… Lo que nos devolvió la fe.

Terminó su primer período con gigantesco éxito en la lucha contra los maleantes, por lo que fue elegido para una segunda etapa... Lo que nos trajo tranquilidad.

Lo sucedió como presidente un ministro suyo en quien se tenían grandes esperanzas, pero que acabó en una de las mayores decepciones de la historia reciente... Lo que ha sido preocupante.

Dirigido por un hermano, gran amigo de las izquierdas, y viendo que los asesinos seguían adueñándose de los campos, sin pedir aprobación de los ciudadanos estableció las mesas de negociación en La Habana, convencido que iba a poner fin al conflicto en menos de lo que canta un gallo…Lo que fue de una inocencia aterradora.

Han pasado casi tres años y todo el panorama se ve cada día más oscuro... Lo que nos llena de incertidumbre.

Desesperado, se ha visto obligado a hacer cambios ministeriales y diplomáticos, unos buenos y otros movidos por el afán de vitrina que mantiene latente…Lo que nos pone medio berracos.

Y seguimos preocupados, porque son muy pocos los que creen en las movidas improvisadas, muchas de ellas temerarias, que nos hacen correr el riesgo de quedar en manos de las bandas de narcoasesinos cuya ambición es tener el poder total, como han expresado con cinismo… Lo que nos tiene al borde de la desesperación.

Sus arcas repletas del dinero de la droga, hacen que se vea muy, pero muy lejano, cualquier arreglo con estos bandidos. Lo que nos hace pensar mucho en el futuro de nuestros hijos y nietos.

Mientras tanto, seguimos pegados del Espíritu Santo, porque parece que la Virgen del Agarradero ya se está cansando de tenernos de su mano... Nuestra última esperanza.

P.D.: Un compromiso político es el arte de dividir un pastel de tal manera que cada quien crea que ha recibido una porción mayor que la de los demás.