El jueves pasado uno de esos personajillos, un tal Quintana, conocido de autos y en este caso el director del CTI, órgano de la Fiscalía General de la Nación, tomó la patriótica determinación de dictar orden de captura internacional contra el doctor Luis Alfonso Hoyos, uno de los más importantes integrantes del Centro Democrático que lidera el doctor Álvaro Uribe Vélez.

Esto es lo que en plata blanca se llama darse vitrina, acolitado por el ilustre fiscal, quien se ha dedicado a atacar a todo lo que le huele a uribismo. Ha sido tan escandalosa esa medida que el Tribunal de Cundinamarca, que no se caracteriza precisamente por su imparcialidad en esta época, cuando la mermelada es una de las armas políticas más apetecidas, y por lo tanto más usadas en este gobierno, tuvo que dar la orden de rectificar las acusaciones que se le hicieron sin ni siquiera haber sido juzgado. Al tener que detener esta arbitraria medida, ha quedado como un cuero el lacayo de turno, aunque se dice que de todas formas el lunes dictará el auto de detención, pasándose por encima la Constitución y las leyes.

Pero lo más vergonzoso de todo este incidente es que Luis Alfonso ha tenido que pedir asilo político a los Estados Unidos, porque la falta de garantías con que la Fiscalía trata a quien se opone a los designios del mandatario, lo convierte en un gobierno muy parecido al del vecino Maduro Chávez.

Esta historieta del hacker Sepúlveda, tenebroso personaje, parte del momento cuando Hoyos, en una actitud que él creyó honesta, lo llevó personalmente a que se entrevistara con Rodrigo Pardo y conociera de primera mano lo que estaba planeando el gobierno. Pardo, quien aparentemente fungía como un hombre honesto y que no se iba a aprovechar de su cargo de Director de Noticias RCN, para armar una sucia componenda con la que, en connivencia con sus copartidarios, dejó una estela de calumnias, de la que se aprovecharon los amigos del régimen para preparar una sarta de falsas acusaciones, que con la sagacidad política de que hacen gala, han llegado hasta los límites de las trapisondas que estamos actualmente sufriendo. Pero como las mentiras casi siempre se terminan pagando, los patrones de Pardo no se creyeron todo el enredo y a los pocos días lo descabezaron, y nombraron a la gran periodista Claudia Gurisati como directora del noticiero, quien no solamente regresó el canal informativo por la senda de la verdad, sino que el prestigio del mismo lo ha colocado como uno de los más serios del periodismo nacional.

El país se sigue cansando de la manera burda y deshonesta como se sigue haciendo justicia, y tal vez, este hecho y las dudosas conversaciones de paz son las dos principales razones que han rebajado el respaldo a Santos hasta límites que eran desconocidos en todos los tejemanejes políticos, a que estamos acostumbrados.

El prestigio de Hoyos, apalancado por su trayectoria de hombre honesto, le ha formado una opinión favorable que ha sido como un bumerán contra la maquinaria santista que todos los días pierde más terreno y credibilidad ante los colombianos, como lo demuestran las últimas encuestas, en las cuales se refleja que la única mandataria de Latinoamérica que está más desprestigiada que el nuestro es la señora presidente del Brasil, quien en una forma increíble logró rebajar el prestigio del 60% que tenía Lula a un irrisorio 8%, acompañado de una situación lamentable en la que se encuentra el otrora coloso del sur.

Falta todavía saber lo que comenzará a ocurrir el próximo octubre, porque de salir Santos derrotado en las próximas elecciones, el cambio político que exigiremos los colombianos, para volver a enrutarnos por sendas de progreso y, sobre todo, de una paz verdadera y firme, de seguro nos llevará a épocas de mayor tranquilidad y a un futuro mucho más sólido.

P.D.: Hay personajes que ni cuando mienten dicen la verdad.