Lo sucedido en esta última nos tiene con los pelos de punta, porque la sensación de inseguridad se va agravando al límite de llevarnos a crisis sicológicas de las que no nos explicamos cómo estamos sobreviviendo. Un recuento rápido de algunos sucesos, que por tener los colombianos una memoria bastante mala, en solo una semana ya hemos olvidado la mayoría de ellos.
- Lo más notorio fue saber que la isla de Cuba, paraíso de los hermanos Castro, estaba siendo invadida de bandoleros colombianos, quienes haciendo lo que les viene en gana y acolitados por el gobierno de la manera más tranquila resolvieron, motu proprio, hacer un cambio de guardia y emprender un viaje de descanso a las playas de La Habana para reemplazar a sus compinches que ya estaban cansados de tanta molicie. Pero lo principal de este hecho fue la denuncia pública que hizo el Centro Democrático de la forma clandestina y burletera con que, ayudados por Maduro, salieron hacia Cuba los vacacionistas, y parece que regresaron los negociadores, aunque eso está por verse. Esto dio pie a que el boquisuelto y sanguinario Timochenko exigiera al señor Santos que rompiera sus relaciones con el uribismo. Esperemos la respuesta de Santos, porque hasta el momento más habla un amante en un closet que lo que se les responde a las insolencias de los farcianos. Cómo pueden olvidar estos personajes que el resultado de las últimas elecciones fue favorable a Santos por un estrecho margen, conseguido a punta de mermelada. ¡Bendita democracia!
- Otro hecho que nos tuvo nerviosos fue la declaración de paraíso fiscal a nuestros buenos vecinos de Panamá. Es conocido el aprendizaje de Santos de la forma de actuar de su vecino Maduro, que cuando está metido en algún problema grave, de inmediato forma otro con un vecino, lo que lleva a desviar la atención interna de sus países. Cómo es posible, fuera de buscar una distracción a los gravísimos problemas que tenemos, que de repente el señor Cárdenas instaure peleas con unos amigos que tanto necesitamos en momentos en que estamos metidos en un túnel sin salida en la pelea por San Andrés, con el baboso de Nicaragua. Y lo peor es que esa disputa parece muy embolatada en la segunda etapa, como nos pasó en la primera, cuando perdimos medio mar territorial, porque sencillamente Ortega puso a trabajar a gente astuta y conocedora de cómo se manejan los enfrentamientos internacionales, y Colombia tuvo sentados a unos burócratas que lo único que declaraban era que todo estaba marchando a las mil maravillas, hasta que nos dieron por donde se rompen las ollas.
- Y ahora, Santos actuando como un gran jugador de póker, y haciendo alarde de una entrega democrática que nunca ha sentido ni por los forros, invita a conversar al doctor Uribe sobre la paz, después de que tantas veces lo ha tergiversado. Falta de entendederas es no comprender que el enemigo sentado al otro lado de la mesa es mucho más habilidoso y peligroso que cualquier otro, y que tratar a la oposición en la forma como lo está haciendo este gobierno pone en grave peligro cualquier democracia. Doctor Santos, recapacite y no crea que todavía sigue manejando su periódico. Este país está pasando por graves problemas, aunque su equipo siga pensando que todo marcha a las mil maravillas. Hay muchas cosas buenas, se le reconoce, pero lo mejor es no exagerar y tener los ojos muy abiertos para no dar un paso que puede ser fatal.
P.D.: Uno puede caerse muchas veces, pero esto no será un fracaso sino hasta cuando se le eche a alguien la culpa de haberlo empujado.
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