¿Cuántas son tus preocupaciones?, ¿qué problemas en este momento te roban la paz? ¿La mayoría de ellos tienen que ver con el dinero o con tus afectos? O, a lo mejor están en la línea de tu salud o aspecto familiar y profesional. Una enfermedad, por ejemplo, que ha desequilibrado tu manera de ver la vida: antes tu mirada a la realidad era positiva y esperanzada; podría suceder que ahora los acontecimientos de cada día suscitan en ti reacciones que rayan con la desesperación o producen angustia y cierto cansancio. ¿Has visto cómo la sociedad de consumo te crea necesidades que antes no tenías? Y, lógicamente han aumentado tus temores porque sientes no poder estar a la altura o a la medida que el mundo te exige. ¿Dónde buscas la solución?
¿Te has dado cuenta que la mentalidad del mundo ha entrado en tu interior y te está cambiando los criterios de juicio frente a tu existencia? En muchas ocasiones terminas pensando como lo hace la mayoría de personas. Por ejemplo, robar es una acción dañina para quien lo hace y para el afectado; uno de los mandamientos de la ley de Dios lo contempla: “no robar”. Sin embargo, como todo mundo aprovecha la oportunidad en los contratos o negocios, sería un estúpido quien no lo haga. Se acepta como norma la expresión: “el vivo vive del bobo.
Hasta los cantores populares reflejan la mentalidad del momento. Recuerdo en un bus, uno de ellos cantaba: “¡Oh! Santísima Virgen María, tú que concebiste sin pecar, permíteme pecar sin concebir”. Aquí ves que poco a poco entra un pensamiento que cierra a la procreación, a la vida. En la misma línea de ideas, sabes que la infidelidad destruye el matrimonio. Sólo que, como muchos son infieles se convierte en algo normal y permitido. De igual manera, el aborto provocado es intrínsicamente malo porque consiste en interrumpir la vida naciente de modo consciente y voluntario. Causa dolor permanente y daño psicológico grave a la mujer que lo permite en su cuerpo. Como en varios países es aceptado y legalizado, se termina por considerar como algo bueno o conveniente. En fin, hemos dejado mundanizar nuestra vida.
Hoy en el Evangelio de Marcos, se nos dice que Jesús enseñaba con autoridad, mostrando el camino de la vida. Su Palabra produce alegría y paz a quien la escucha. Es por esto por lo que el salmo nos invita a responder: “Si hoy escuchas su voz no endurezcas el corazón”. Dice que había allí un hombre poseído por un espíritu inmundo. En oposición al Espíritu Santo. In-mundo, esto podría significar, el mundo metido dentro de él. Por tanto sus criterios de juicio no son los de Dios, piensa como los hombres solamente. In-mundo, sería la fuerza que aliena y despersonaliza; ideología contraria al plan de Dios. Poseído, sería un hombre enteramente alienado por la adhesión fanática a esta ideología. Jesús con el poder de su Palabra, lo libera, lo saca de su esclavitud y lo reconduce al camino de la vida.
El Papa Francisco dice en su Evangelii Gaudium (97), que “quien ha caído en esta mundanidad espiritual, repliega la referencia del corazón al horizonte cerrado de su inmanencia y sus intereses y, como consecuencia de esto, no aprende de sus pecados ni está auténticamente abierto al perdón. Esta mundanidad asfixiante se sana, tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo que nos libera de estar centrados en nosotros mismos, escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios”.
Miembro del Equipo de Formadores en el
Seminario Mayor de Manizales
Deuteronomio 18,15-20; salmo 95 (94); 1 Cor 7, 32-35; Marcos 1, 21-28
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