Esta semana tuvimos buenas noticias. En el Reporte de Competitividad Global, del Foro Económico Global, Colombia saltó tres casillas y ocupa ahora el puesto 66 entre 144 países. Colombia mejoró en los tres subíndices que componen el escalafón, ascendiendo dos puestos en Requerimientos Básicos, una posición en los Factores que Mejoran la Eficiencia y cinco lugares en los Factores de Innovación y Sofisticación. Adicionalmente, cerró las brechas con países de la región mejor posicionados, como Panamá, México y Perú.
Además del avance general, el índice permite identificar áreas dónde se dieron los principales avances y dónde persisten los rezagos. Las fortalezas están en el ambiente macroeconómico, e infraestructura y tecnologías de la información y comunicaciones donde se dieron los mayores saltos pasando del puesto 92 al 84 y 87 al 67 respectivamente. Las debilidades siguen siendo la educación, el desarrollo financiero, la sofisticación de negocios y la innovación, y la fortaleza institucional. Uno de los retos para los próximos 4 años es consolidar este cambio de tendencia positivo en competitividad y lograr que se refleje en diversificación y sofisticación del aparato productivo y de la canasta exportadora, cruzando los muchos puentes tendidos por la agenda de liberalización y acuerdos comerciales que aún están sin aprovechar.
A pesar de tener un Sistema Nacional de Competitividad y un Sistema Nacional de Ciencia y tecnología, los programas y proyectos no parecen estar teniendo el impacto que esperaríamos en innovación, sofisticación y diversificación del aparato productivo y de la canasta exportadora. Una de las posibles razones es el centralismo de las políticas y la necesidad de profundizar la regionalización de las políticas. El Sistema Nacional de Competitividad ya ofrece mecanismos de regionalización como las Comisiones Regionales de Competitividad y la participación de Confecámaras en el Comité Ejecutivo del sistema.
Hay dos categorías de razones por las cuales la regionalización no está funcionando como debería: limitaciones presupuestales y limitaciones institucionales. Las limitaciones presupuestales, y la dependencia de transferencias del centro, son evidentes en la participación de las transferencias en los presupuestos municipales. Según el DNP, solo en el 13,6% de los municipios los recursos de transferencias de la nación pesan menos de 50%; en un 29% pesan entre 50% y 70%; y en más de la mitad (56,1%) la dependencia es superior al 70%. Pero aún con mayor capacidad de generar recursos propios para programas de transformación productiva, las capacidades institucionales seguirán siendo una limitante.
La tarea de regionalización debe responder a una estrategia de descentralización diferenciada con creación de capacidad institucional local, articulación entre las regiones y la nación y entre el sector público y el privado. Ya hay ejemplos de esfuerzos por regionalizar las políticas de desarrollo productivo lideradas por Rutas Competitivas del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y el programa Innpulsa, esfuerzos de regionalización desde el Programa de Transformación Productiva, y esfuerzos desde el sector privado, como el recientemente creado ProBogota. En Manizales, Neurocity, el Laboratorio de Creatividad e Innovación de la Cámara de Comercio de Manizales e iNNpulsa, es un ejemplo interesante de articulación de regiones y programas nacionales para fomentar la innovación y el emprendimiento desde las regiones, que es donde emerge la competitividad.
La tarea de regionalización de las políticas de desarrollo productivo, con mayor autonomía local y mayor empoderamiento, y una mejor gestión para cerrar las brechas entre formulación y ejecución de las políticas, es una de las tareas que tendrá el Sistema Nacional de Competitividad durante estos cuatro años. Si queremos dar saltos aún más grandes en índices globales de competitividad, debemos hacer una reflexión profunda sobre cómo hacer llegar la oferta institucional nacional -Proexport, esencial en la tarea de aprovechamiento de acuerdos comerciales, Bancoldex en su capacidad de banco de desarrollo, los programas del MinCIT- a las regiones y cómo hacerlos más partícipes en la construcción de la política de desarrollo productivo.
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