Timoleón Jiménez, Timochenko, le envió una carta al general Alzate el 30 de noviembre de 2014 cuando volvió a la vida social, después de haberse internado en la selva chocoana en compañía de sus "enemigos" de las Farc, y desplegarles una inmensa vitrina mundial a los terroristas que posan hoy de benefactores al devolver a tres supuestos secuestrados.
Y quiero citar dos apartes de la atrevida pastoral, para darles unas respuestas personales. Dice así el citado terrorista: "Nadie que baje la guardia un segundo, ni siquiera el comandante de una fuerza multidisciplinaria de combate, aun en medio de su área de operaciones, se encuentra a salvo de una acción guerrillera en Colombia". Y en otro aparte dice: "Algo muy serio debe pasar en un país en el que solo se siente seguro quien está rodeado por decenas de escoltas fuertemente armados".
¡Sinvergüenza! Claro que algo muy serio pasa en nuestro país, Timochenko: existen terroristas como ustedes con licencia para legislar, judicializar, secuestrar, mutilar, asesinar, extorsionar, chantajear, cogobernar, pisotear la constitución, narcotraficar, violar los derechos humanos, explotar a niños inocentes, y demostrar su soberbia con actos que resultan cubiertos de impunidad por la complicidad del Gobierno Nacional y de la Fiscalía General de la Nación. Algo muy serio pasa en un país donde los ciudadanos de bien les tenemos que agradecer a los peores enemigos que asesinen solo a unos pocos colombianos; secuestren solo algunos oligarcas; dinamiten solo unos pocos municipios; mutilen solo a unos pocos campesinos inocentes; prostituyan solo algunas instituciones; etc., etc.
¡Sí! Algo muy serio pasa en nuestro país cuando el cinismo de ustedes sobrepasa los límites de lo aceptable y las autoridades legítimas se arrodillan ante amenazas directas y públicas de que todos los colombianos seguimos expuestos a "acciones guerrilleras", por el solo hecho de vivir en este hermoso país… Algo tan grave pasa, como que poco a poco, ustedes, unos cuantos asesinos y terroristas van logrando doblegar a la institucionalidad y llevan al Gobierno a hacer su perversa voluntad.
Un Gobierno que, además de olvidarse de la dignidad de su Fuerza Pública, hoy amenaza a sus integrantes con destituirlos ante la mínima muestra de deslealtad. Pero, ¿qué será lealtad para el presidente Santos? ¿Tendrá autoridad moral para reclamar lealtad un presidente que, una vez llegado al poder, le dio la espalda a Colombia y empezó a negociar su institucionalidad y a entregar sus más caros valores a los mayores enemigos? ¿Podrá reclamar lealtad Juan Manuel Santos cuando, en busca de su reelección, empeñó la economía colombiana para esparcir la mermelada politiquera? ¿Sabrá de lealtad un hombre que poco a poco nos está sometiendo al yugo de una dictadura fariana que ordena, dispone, legisla, juzga y condena desde La Habana? ¡No creo!
Y sí, Timochenko: algo muy grave pasa en mi país cuando para la seguridad de sus hombres importantes, se tenga que disponer de verdaderos escuadrones de escoltas armados que les garanticen su integridad. Pero, ¿de quién los protegen y los cuidan? ¿De los ciudadanos de bien que trabajamos honestamente y nos ganamos el pan con el sudor de la frente? ¡No! Los protegen de ustedes: de personajes siniestros y sin escrúpulos; de terroristas y asesinos que hablan de paz mientras siguen descuartizando colombianos inocentes, y se siguen armando para acabar con nuestro país; de seres perversos que nos tienen sometidos a vivir bajo el miedo, el terror, la inseguridad y la barbarie. Los cuidan de ustedes, ¡cínicos terroristas! ¿Y le extraña que eso pase; le extraña que se cuiden; le extraña que se protejan? ¿Cuántos magnicidios hubieran cometido ustedes si los grandes hombres no se hubieran refugiado en el encierro de un batallón de escoltas? ¿Esa es la libertad que pregonan?
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