Para nadie es un secreto que durante años la Industria Licorera de Caldas ha estado rodeada de amenazas, y expuesta a peligrosos intereses que buscan sacarla del mercado o diezmarla, minimizarla y disminuirla para que pierda valor y hacerse a ella sin el mayor esfuerzo. Varios intentos se han hecho en el pasado para estos fines, pero afortunadamente la unión de trabajadores, distribuidores y clientes han puesto una barrera para protegerla y mantenerla viva.
Hoy las cosas no son distintas. Se acerca la hora de la apertura de fronteras que deja expuesta nuestra industria a un mercado de competencia agresivo, poderoso, millonario y muchas veces sin escrúpulos que lógicamente tratará de desplazar nuestros productos, acabando de tajo con la empresa que muchas veces ha representado la tabla de salvación económica de nuestro departamento.
Por eso en buena hora se están concentrando los esfuerzos en preparar a la ILC para un mercado que pasará de monopolio a competencia comercial. Y como aquí ya no se puede improvisar, requerimos de tiempo, conocimiento, voluntad y buenos propósitos si queremos sobrevivir en el mercado.
Por fortuna todo esto nos lo está dando el proyecto de ley que cursa en el Congreso de la República, y nosotros estamos en la obligación de aprovecharlo. El Gobierno sabe de los peligros que afronta la industria de licores del país, y contempla la “Protección especial al aguardiente colombiano”, que consiste en darle facultades a los departamentos con industria licorera oficial para que, en ejercicio de su monopolio y previa aprobación de su Asamblea, suspendan la expedición de permisos para la introducción de aguardiente, nacional o extranjero, en sus respectivas jurisdicciones. Dicha suspensión no podrá ser superior a cuatro años y deberá otorgarse exclusivamente por representar amenaza de daño grave a la producción local (como en el caso del Aguardiente Cristal), prorrogable mientras subsistan las condiciones de amenazas graves que afecten súbitamente la comercialización de los productos regionales.
Tenemos pues, en principio, un término de cuatro años más de fronteras controladas para prepararnos. Pero para esto se requiere conocimiento, y también lo tenemos. Conocimiento técnico e industrial acompañados de una fuerza laboral especializada en fabricar productos de excelente calidad, y unos distribuidores con conocimiento de los mercados, que se encuentran en un proceso de reingeniería para afrontar las amenazas y fortalecer los productos en sus áreas de influencia.
Contamos además con la voluntad del gobernador y la Gerencia de la ILC que han concertado con los distribuidores para reactivar las marcas, afianzar sus clientes, incentivar el consumo, posicionar los productos y modernizar los sistemas de ventas para volverlos más técnicos, ágiles y acondicionarlos a los parámetros gubernamentales que permitan controlar el contrabando, las ventas y el recaudo de los impuestos.
El mencionado proyecto contempla que “Los contratos de distribución suscritos por las licoreras oficiales con sus distribuidores conservarán su vigencia y podrán ser prorrogados”, aspecto de vital importancia en el momento, pues nadie mejor que los distribuidores para conocer y enfrentar las amenazas de sus mercados, lo que obliga a rodearlos de estabilidad jurídica que los conserve como aliados indispensables de la ILC en momentos tan difíciles, evitando de paso la pérdida de millonarias demandas que se provocarían por la terminación anticipada de los contratos.
Hemos llegado pues a un momento que veíamos lejano: la apertura de fronteras es inminente y, por fortuna, tanto Luis Roberto Rivas como el gobernador Guido Echeverri, parecen ser conscientes de que la lucha hay que darla preparándonos para que cuando llegue esa libre competencia que nos afectará ostensiblemente, nos encontremos en poder de una empresa evolucionada, competitiva, valorada y respetada en el mercado. En una empresa mercantil las amenazas no cesan; pero tenemos en la ley una herramienta muy valiosa que contempla 4 años de preparación que no podemos desaprovechar y unas condiciones de estabilidad temporal que debemos utilizar para afianzarnos en el mercado. 4 años que pueden significar la última oportunidad para la ILC.
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