“Debo señalar con gran firmeza, que aquellos que en épocas de campaña manifestaron algún temor por el destino de la ciudad, en caso de no tener ellos el control y las riendas municipales, pueden estar tranquilos; pueden dormir serenos y sosegados, pues hay guardián en la heredad y Manizales, por fortuna para ellos, no es propiedad del alcalde: es propiedad de todos, y por eso habrá mucho quien vigile, controle y denuncie, de ser necesario, con lo cual podemos mantener la calma”.
La anterior frase fue pronunciada por el alcalde Octavio Cardona León en su discurso de posesión, y deja una estela de tranquilidad por el profundo significado que encierra. Porque sí es cierto que algunos sectores de nuestra sociedad se creen imprescindibles y manifiestan con absoluta soberbia, prepotencia e irresponsabilidad que sin ellos todo tiende al fracaso; que sin ellos nada se puede hacer; que sin ellos las cosas no marchan; que sin ellos no hay futuro. Cuando la verdad es otra: la verdad es que es por ellos que hemos fracasado; es por ellos que nada podemos hacer; es por ellos que las cosas no marchan; y es por ellos que el presente es agobiante y el futuro incierto.
¿Y quiénes son ellos? Pues aquellos que por fortuna hoy la sociedad ya conoce y reconoce como los autoproclamados representantes del sector privado que, apoltronados en los gremios, se creen con la potestad absoluta de dominar, mandar, nominar, imponer y controlar todo lo público, so pena de someter al gobernante a sus prácticas cuasiextorsivas y complicarles su vida personal, familiar y comercial mediante la utilización y manipulación de los órganos de control y de justicia. Pero entonces todo parece indicar que su juego se les acabó; que ese dominio que ejercieron durante decenios está llegando al final; que esas prácticas aberrantes no van a calar en esta nueva administración.
Y con solo eso ya Manizales ha ganado mucho; con solo ese cambio, nuestra sociedad respirará un nuevo aire. Porque ya no serán esos pocos corruptos soterrados quienes se arrogarán la potestad de vigilar, controlar y denunciar, sino que el control y la denuncia se la está garantizando al pueblo directamente el gobernante, con lo que todos ganamos y empezamos a desterrar a los verdaderos causantes de nuestros males. "De igual manera tendemos puentes a quienes durante la campaña pensaron diferente, toda vez que tienen el mismo derecho a proponer, reclamar y disentir, de los que pensaron como nosotros. La ciudad no la vamos a dividir entre amigos y opositores; no señores: la ciudad es una sola y las políticas de gobierno deben ser para todos, totalmente incluyentes, pues finalmente el gobierno es para el municipio, no para los sectores donde el gobernante tenga mayor aceptación. Hacerlo de otra manera sería imponer la soberbia sobre la razón".
Esta es otra de las frases del alcalde en su discurso, y es realmente esperanzadora, pues nos indica que no le va a apostar a ese juego de divisiones entre buenos y malos que los propios irresponsables prohombres nuestros han abonado durante años, para ubicarse de entrada dentro de los buenos, y “macartizar” a quienes no se les arrodillan ni presentan sus loores, alabanzas ni les rinden pleitesía. En pocas palabras, significa que las cosas entrarán a tomar su rumbo normal y que los nubarrones que nos rodean indican que vamos a terminar metidos en remolinos muy complicados. Está empoderando al pueblo para que se apropie de los controles y la vigilancia, lo que significa un orden racional, ecuánime y natural de las cosas. Significa el despojo del control a unos pocos poderosos, para trasladarlo a la totalidad del pueblo; significa arrebatarle el poder al fuerte y abusivo, para pasárselo al débil y oprimido.
Estas palabras, unidas a la voluntad manifiesta de trabajar conjuntamente con las universidades y a la lucha en todos los frentes sensibles de la ciudad, nos llenan de ilusión por un gobierno que empieza y que los manizaleños debemos rodear y apoyar. Porque coincido plenamente en que hay guardián en la heredad y la Manizales de hoy es digna de continuarla por esta senda del progreso y desarrollo.
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