Que la Industria Licorera de Caldas hoy está en buenas manos, no es de dudar. Como tampoco lo es el tremendo vía crucis por el que atravesó cuando cayó en manos del agente oficioso de la Corporación Cívica de Caldas, Bruno Seidel Arango, y su amigo del alma, Gilberto Saffón Arango.

Se podrá pensar que lo mío es una obsesión en relación con estos dos individuos, pero la verdad es otra: la verdad es que no podemos seguir soportando que quienes se pregonan inmaculados, transparentes, cristalinos y que se han apoderado de la influencia gremial en Caldas, sigan ejerciendo ese poder cobijados por el silencio de sus pares y acolitados por el temor de una sociedad que prefiere callar a recibir la persecución de los poderosos, como efectivamente lo hacen.

¿Y por qué volver sobre este tema? Porque el 15 de julio del año en curso le envié un derecho de petición al Contralor General del Departamento, en el cual le solicitaba se me informara sobre las acciones que esa Contraloría había ejercido en relación con las denuncias hechas en esta columna. Pues bien, como el 26 de agosto no había obtenido respuesta, presenté una tutela para obligar al Contralor a que se me respetara mi derecho fundamental a la información, y al otro día, aunque extemporáneamente, se dignó enviarme alguna respuesta. ¿¡Y qué encuentro!? Miremos:

El Contralor General determinó que las conductas que se presentaron en los procesos del aguardiente Doble Anís del Huila, contratos de asesoría jurídica y contrato sobre estudio de internacionalización del ron, eran actuaciones de tipo disciplinario y le dio traslado a la Dra. Lucy Durán Celis, Procuradora Regional de Caldas.

Pero se vio obligado el Contralor a hacerme entrega de la comunicación de fecha abril 10 de 2014 dirigida a Bruno Seidel Arango en la cual, después de citar textualmente las denuncias hechas en este espacio, me da la razón en todo lo denunciado y agrega unos datos y consideraciones que deberían ser de público conocimiento pero que se han mantenido ocultas y solo se pudieron conseguir por la vía legal. En dicha comunicación se le dice al Dr. Seidel dentro del análisis documental: "Acta número 1 de enero 21 de 2014, reunión de junta directiva ILC: Se observa que la misma es ineficaz jurídicamente hablando, pues no está firmada por el presidente de la junta directiva, por lo cual la autorización con la que contaba la ILC para realizar la unión temporal estaba viciada, situación que podría generar una presunta falta disciplinaria".

De manera pues que a todo lo denunciado; a todas las irregularidades, incoherencias y desvergüenzas hay que sumarle la indelicadeza de constituir la unión temporal con un documento jurídicamente ineficaz por carecer del mínimo requisito de estar firmada por quien debía hacerlo. ¡Constituir la Unión Temporal para un contrato que comprometía la ILC por más de setenta mil millones de pesos, con un documento falaz, incompleto, ineficaz y sin la autorización legal! ¡Y aquí no pasa nada! ¿Por qué? Por estar cobijado, acolitado, secundado y protegido por la CCC? ¿Por ser un acto cometido por quien le entregó el contrato a la empresa que representa en Manizales Gilberto Saffón, por valor de $232.000.000, y del que aún no conocemos resultados, utilidad o práctica? ¿Por ser un acto cometido por alguien que cuenta con la protección, connivencia, complicidad y mampara de un grupúsculo de caldenses que se siente con el derecho de condenar a los inocentes y de absolver a los culpables? ¡Esa es nuestra moral! ¡Esa es la actitud de los sepulcros blanqueados que nos dominan y nos tienen acabados!

Pero le dice además el Contralor a Bruno Seidel, después de hacer un análisis de la situación, que él le mintió a la Asamblea Departamental, le presentó argumentos falsos y se escabulló con sofismas pueriles para no asumir la responsabilidad de sus actos en el caso de la distribución del Huila. "…por lo cual no es comprensible que después de resultar no habilitado, la ILC manifieste que el negocio no era favorable para la entidad, después de haber incurrido en un desgaste administrativo innecesario, de haberse valorado esta situación previo a la decisión de participar". "Tales falencias ponen en riesgo a la entidad por lo cual es necesario advertirle que de no tomar soluciones en el tema de planeación estratégica, tal y como se advirtió en la función de advertencia No 002 del 08 de abril de 2013 se pondría en riesgo la existencia misma de la Industria Licorera de Caldas.". ¡Qué tal!

Yo me vuelvo a preguntar: ¿qué dice la Corporación Cívica de Caldas, cuando uno de sus asociados -precisamente el protegido del esposo de su presidenta- actúa de esta forma? Por menores omisiones, actos imprudentes o ligerezas ha condenado mediática y judicialmente la CCC, y se ha esforzado para que personajes que verdaderamente le han aportado a la región paguen cárcel; o se ha empeñado en destruirlos a ellos y a sus familias aún sabiéndolos inocentes. ¡Eso no es justo!

Y para que no se atrevan a utilizar ese límpido mediático de declararse injuriados y calumniados (como lo está haciendo Emilio Echeverri, quien debería estar preparando maletas para fugarse al lado de Morelli), anexo el pleno de la comunicación enviada por el Contralor de Caldas, Jorge Eber Wheeler Arcila, al gerente de la ILC Bruno Seidel Arango, el día 10 de abril de 2014. (https://www.dropbox.com/sh/1p1jgk348rcewvw/AAA1t9ycWBDrBNZxnqxqTU_Ra?dl=0 ) ¡Quisiera saber qué dice hoy la CCC! ¡Y la Procuraduría; y la Fiscalía! Cómo quisiera saber también el resultado de ese contrato "indispensable y definitivo" del estudio de la internacionalización del ron que firmó Seidel con Mercadeo Integral Ltda. (léase Gilberto Saffón Arango), por valor de $232.000.000, y la razón por la cual el Contralor se negaba a entregarme los documentos. ¡Aunque, conociéndolos ya, presiento la respuesta!