Anuncia la prensa colombiana: “Cristina Plazas Michelsen, directora General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, insistió nuevamente en la necesidad de retomar la propuesta de establecer la cadena perpetua para abusadores sexuales de menores.” ¡De acuerdo! Nada más execrable, repudiable ni asqueroso que los actos que se cometen en contra de los niños. Nada más perverso y criminal que el abuso a pequeños inocentes que tienen que sufrir violaciones, explotaciones y aberraciones sexuales y sicológicas. Estos son delitos imperdonables que no deberían prescribir y ser objeto de persecuciones implacables y de castigos ejemplares en cualquier sociedad civilizada.
Pero lastimosamente en Colombia no es así. Porque, si lo fuera, esa misma directora del Icbf tendría que estar pidiendo cadena perpetua para los terroristas de las Farc a quienes se les ha comprobado la práctica sistemática de abuso de menores; de incorporación a sus filas; de utilización como objeto sexual a niñas convertidas en el juguete de criminales armados; de sodomizar a niños que terminan aborreciendo la vida que les tocó; de embarazar a niñas indefensas para luego obligarlas a abortar en condiciones inhumanas; de, en fin, violar todos los principios de decencia de esos seres que apenas empiezan a vivir y cuyo destino lo marcan despiadadamente los terroristas que hoy reclaman clemencia, impunidad y poder. ¡No hay derecho!
Aquí prevalece entonces la doble moral de un gobierno que, por un lado, pide castigo severo y rigidez judicial para quienes cometan delitos atroces y violaciones a menores, mientras por el otro otorga perdón, recompensa y dádivas a quienes se les ha comprobado que los han cometido. ¿Alguien entiende?
Pero, paralelo con esta dualidad de posiciones, nos encontramos con un personaje como Teodora quien, haciendo uso del empalagoso lenguaje incluyente, pretende ser la defensora de la mujer y de los derechos humanos, y se pavonea en La Habana con la aquiescencia del gobierno y la complacencia de sus camaradas farianos. ¡Ja! ¿Qué ha dicho “La Negra” en relación con el abuso a la mujer en las filas de las Farc? ¿Qué ha dicho “Teodora de Bolívar” ante el abuso sexual a niñas inocentes en esas filas? ¿Qué ha dicho Piedad Córdoba cuando se ha comprobado que sus aliados siguen cometiendo crímenes en contra de su género desde edades tempranas? ¡Nada! Porque para ella es muy importante mantener los beneficios de los que hoy goza, y lograr los que a mediano plazo obtendrá a través de las exigencias terroristas. Porque seguramente sus camaradas exigirán el restablecimiento de sus privilegios y le devolverán los derechos que sus oscuros comportamientos se han encargado de quitarle.
Sí, doctora Cristina Plazas: quienes abusan sexualmente de menores merecen cadena perpetua y hasta la muerte. ¡Pero todos! No podemos excluir de la justicia severa a unos porque gozan de la complicidad del Gobierno, ni rodearlos de garantías por haber encontrado aliados perversos dispuestos a entregarlo todo para satisfacer sus egos, sus bolsillos y su futuro político. Son más criminales los terroristas de las Farc, que aquellos que tal vez son víctimas de trastornos mentales o disfunciones sicológicas que los impulsa a atentar contra los niños. Porque en el caso de las Farc, existe el consentimiento, la complacencia y la satisfacción personal premeditada. Porque en el caso de las Farc, existe la ostentación de un poder abusivo basado en la violencia, las armas, el miedo, el terror y el desprecio por la dignidad humana. Pero, para su Gobierno, doctora Plazas, estos son solo “diabluras” de unos actores del conflicto que, por su condición política, militar y terrorista, tienen que ser cobijados con el perdón. Son “escapes” cometidos por unos sufridos hombres que luchan por su Patria y merecen calmar sus apetitos sexuales con carne fresca que para nada importa. ¡Qué dolor!
Y estos son los desalmados terroristas y criminales que van a salir favorecidos con el voto por el sí en el plebiscito. Son los terroristas que tienen la bendición de gran parte de la clase política colombiana que les ha abierto las puertas de la impunidad y les ha entregado el poder de decisión sobre el futuro de Colombia. Esta es otra de las muchas razones por las que mi voto será no.
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