Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

De suerte, ‘chiripazo’ o como haya sido, aunque creo que después de la expulsión de Hárrison Henao y la salida de Leandro Díaz se hicieron las cosas bien, el Once Caldas celebró ante Pasto, sumó en la liga, y abandonó el ‘farolito’.

Victoria necesaria, obligatoria, que por encima del discreto juego que se está practicando sirvió para bajarle intensidad a la tormenta, y para estimular el trabajo de cuerpo técnico y jugadores, con mucho por hacer, en razón a que es más cómodo construir ganando.

Nadie está descubriendo que el producido futbolístico es un caos, que los rendimientos individuales son lamentables, que los refuerzos dejan que desear, y que hay confusión en Flabio, quien sigue pensando más en los nombres que en los hombres.

Panorama dramático si se quiere, que es la actualidad y no la realidad de este Once Caldas que con más fisuras y ausencia de delanteros goleadores, terminó tercero la temporada anterior, por lo que suena razonable augurar un pronto alivio.

Que coincidió con la Copa y ese 4 a 0 de Sao Paulo es cierto, debilitando la confianza del hincha que ansioso esperaba ese regreso y que por supuesto se sintió desilusionado, y del mismo grupo que no ha podido superar ese mazazo. Claro que era Corinthians...

Hay que arrancar por la recuperación del colectivo, que se juegue con filosofía propia, bien o mal es del gusto de cada quien, pero sobre asuntos puntuales que salgan desde el banco, como sucedió particularmente con lo defensivo en el campeonato pasado.

Labor inaplazable de Flabio y sus acompañantes para volver al libreto seguro atrás, intentando las soluciones del medio hacia al frente, donde son notorias las fallas en marca, creación y definición, tornándose urgente encontrar el equipo, y las soluciones.

Probado está que Harrison mira, no marca, y deja jugar a los rivales en su zona, y si a eso se suma Díaz, cuyo aporte es nulo, sin quite ni armado, pues a potencializar otras opciones porque ya está bien de tantas ventajas en ese sector.

Y en segunda línea mayor continuidad para Patricio Pérez, el único hasta el momento capaz de hacer la pausa, distribuir y generar fútbol, buscando alternativas arriba porque el gran dolor de cabeza sigue siendo la última jugada.

A la fecha, los refuerzos han sido una floja elección, lo que por un lado deja entrever poco ojo, siendo preocupante porque lo primero que se pide es tino para contratar, y por el otro error al traer cantidad cuando es preferible menos con mayor grado de calidad.

Sin embargo algunos de ellos deben dar más de lo mostrado, porque el déficit es total, salvándose en parte Sebastián Penco, quien depende demasiado de la sincronía con el plantel, y César Quintero, quien ojala mantenga ese nivel porque de antecedentes nada.

Personalmente le apunto a Valoy y a Balanta, el primero porque siendo lento puede dar equilibrio en el medio, y el otro porque en su pasado con Junior y Aguilas se veía como un delantero útil por fuera, con desborde, gambeta y velocidad.

Sobre los demás surgen reservas, Campaz más pegador que técnico, Leudo nunca ha hecho nada en Colombia, Alvarez ha pasado sin pena por los equipos que ha militado, Asprilla jamás pudo en Millonarios, y el resto son desconocidos.

Así que Flabio es el responsable de lo que hay y como tal debe responder, máxime ahora que se vienen dos partidos seguidos por fuera ante Patriotas y Jaguares que pueden representar un calvario, o la salvación definitiva.

Lo normal sería convertir esos puntos en un botín que haga olvidar los desafectos actuales, antes que un detonante que arrase con la paz interior, les siga dando alimento a las críticas, y terminen por sacrificarlo, aunque la verdad creo que tiene cómo levantarse.

Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com