LA PATRIA | Bogotá

Ya era hora de que el Once Caldas sumara de a tres en la Liga, independiente del rival, o que haya sido en plaza neutral, pues siete fechas de torneo exigen realizaciones, puesta en escena del producto que se busca, y cierta solvencia deportiva.

Las falencias existen, no hay tiempo de recomponer al menos por este campeonato, los culpables de los desaciertos están detectados, y quejarse a nada conduce, tornándose urgente meterse en la lucha por llegar a los cuadrangulares.

Objetivo del que no se pueden distraer, así el técnico olímpicamente piense en diciembre para la evaluación general, como lo ha manifestado, porque esos plazos son ilógicos, hay tareas por cumplir, y el Once Caldas no está para planes experimentales.

Hasta ahora se juega poco, las debilidades de armado y definición persisten por mucho que se quieran negar, obligando en ese sentido a bosquejar soluciones, pues resulta excusa fácil enarbolar las aproximaciones como justificación para eludir el problema.

Fue lo que dijo Torrente recientemente, señalando que en el partido contra Pasto por Copa llegaron 11 veces y marcaron dos goles, aduciendo que lo ideal es anotar en uno de cada tres arribos, ponderando los inconvenientes en la ineficacia.

Osea que para el entrenador, el Once Caldas produce muchas situaciones de ataque errando la jugada final, pues según sus palabras, en volumen de juego, tenencia de pelota y generación, las cosas están marchando.

Verdad a medias porque aceptando que se crean las oportunidades, el cómo se dan no corresponde evidentemente a una ajustada elaboración, que es la manera de medir el colectivo y el poder efectivo de las repeticiones entre semana.

Algo va de la realidad de las prácticas al desarrollo de los partidos, y en ese aspecto si Torrente está conforme resultaría preocupante porque fútbol y goles le faltan a este Once Caldas que apenas ha tenido chispazos durante la campaña.

Pero decía que lo importante ahora es salir del bache, entrar en la pelea, obtener protagonismo por temas diferentes a las expulsiones, y sumar minutos hasta que se note su mano porque una buena táctica puede superar ciertas limitaciones.

No será un camino fácil, al Chicó lleno de aprietos se le superó bien, y esa victoria tiene que suponer un golpe anímico y un voto de confianza para el grupo y el mismo Torrente, quien ha llenado de dudas el entorno por sus frívolas apariciones.

Eso de trabajar a puerta cerrada y evitar el contacto con los medios reduciéndolo a las ruedas de prensa, es cercar el espacio con el hincha, y menospreciar de cierta forma a los comunicadores en una ciudad donde todo es tranquilo como Manizales.

Además evita que el proyecto se visibilice, nadie sabe que está pasando del umbral hacia adentro, y no es que necesariamente deje ver los detalles de su labor, pero hay asuntos puntuales que ayudarían a una mayor comprensión del mapa que está proyectando.

Modelos y procedimientos respetables, que alejan y endurecen la opinión, más cuando en sus disertaciones confronta, como le sucede habitualmente en los encuentros con los periodistas, asumiendo en ocasiones actitudes sobradas y hostiles.

Pero bueno, es estilo, válido para una metrópoli o para una selección, no para una región que lo acogió de gran manera como lo señaló en la última conferencia por el cariño que siente en las calles en esta la capital del afecto como la llamó Germán Cardona Gutiérrez.

P.D. Difícil siempre Nacional como rival, pero tengo la percepción de que es distinto el que maneja Reinaldo Rueda con relación al que tuvo Juan Carlos Osorio. Sin demeritar al vallecaucano, el otro generaba más temor, odio y resistencia entre los hinchas rivales.

Hasta la próxima…

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Hasta ahora se juega poco, las debilidades de armado y definición persisten por mucho que se quieran negar, obligando en ese sentido a bosquejar soluciones, pues resulta excusa fácil enarbolar las aproximaciones como justificación para eludir el problema.