Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

A diferencia del Tolima, por ejemplo, que superó la crisis a lo largo del certamen y llega impulsado por el título de la Copa Postobón, el Once Caldas vende la sensación de entrar en la mala a la etapa de los cuadrangulares, donde igual, cualquier cosa puede pasar.
La falta de gol, que no es un problema casual, ni transitorio, y que obedece a la inefectividad de unos delanteros poco finos a la hora de resolver, le puede pasar factura al equipo de Flabio Torres, enclavado en una serie brava con dos de los grandes favoritos a la corona.
El técnico ha sido obstinado, al tenor de que se ha repetido con los mismos sin plantear otras alternativas, pese a que de los últimos 6 partidos solo ganó 1 y marcó 2 tantos, sosteniendo alternadamente a Arias y Jiménez como hombres en punta.
Dirán que no hay más, y puede ser, pues si de algo estamos convencidos desde el comienzo es de lo corta que resultó la nómina, dándonos pie en ésta columna para valorar lo realizado por el entrenador, y el magnífico aprovechamiento que hizo de ese recurso.
Logró armar la defensa hasta el punto de hacerla sólida, con garantías de seguridad, proyectando a José Moreno, consolidando a Camilo Pérez y a los laterales, potencializando a Hárrison Henao, sumándole a Lopera, y variándola en ocasiones sin provocar traumatismos.
Es decir, las cifras y el funcionamiento se encargan de demostrar que atrás evidentemente se hizo un extraordinario trabajo, que las dudas se alejaron, que fue suficiente con lo que había, y que no es motivo de preocupación, al menos para la semifinal del campeonato.
Lo que no ocurre en la parte alta, ni en la generación de juego, donde las deficiencias marcadas sin solución aparente dieron al traste con un acertado remate del todos contra todos, y abren la incertidumbre sobre lo que pueda acaecer en ésta instancia definitiva.
El espejismo que significó el arranque del certamen con unos números increíbles frente a la red adversaria, concluyó en la cruda realidad de las jornadas recientes, en las que el gol se extravió y afloraron esas limitaciones sobre las que se insiste torpemente.
Lo curioso es que no se prueben cosas distintas, cambios posicionales con Romero en punta por decir algo, o mirando otras opciones del banco, en donde al parecer no hay nada distinto a nombres que encabezarán el recorte para la próxima temporada porque no aportan nada.
Algo parecido a lo de los extranjeros, que sustancialmente no influyen en el desempeño dentro del campo, ya que sus ausencias reiteradas y su balance, interesante apenas por raticos, no da para pensar que hayan sido claves, ni determinantes en la campaña global.
Todo, producto de la complicada situación coyuntural que vivió el club, salvado por la gestión de sus nuevos propietarios, quienes acertaron priorizando en los asuntos legales, pero que ya deben tener un diagnóstico claro sobre los refuerzos para lo que sigue.
Triste que tantos no lo entiendan, y ni siquiera agradezcan que Manizales haya recuperado su sitio con un equipo clasificado, económicamente viable, y con un futuro esperanzador, en un semestre por encima de lo presupuestado, y con la posibilidad de dar más.
En lo personal, y con las prevenciones normales por la realidad expuesta en estas líneas, sigo creyendo que hay opciones, que el Once Caldas se puede atravesar en ésta fase, y si por ahí -como hablan los futbolistas- aparece el gol como sea, ojo que se puede estar llegando.
P.D. Dicen que fue Elkin Soto al exagerar el pedido quien descartó su regreso al Once Caldas, pero que la gestión se hizo, y que el club quería repatriarlo. Hubiese sido una linda ocasión para rendirle homenaje al mejor jugador caldense de los últimos tiempos, y la posibilidad de contar con el ídolo que hace rato no tiene el conjunto de Manizales.
¡Lástima!
Hasta la próxima…
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