Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Frente al Chicó debió ayer el Once Caldas firmar su tercera victoria en la Liga Águila para ratificar mejoría en resultados, y ojalá alza en su fútbol, después de ese insípido comienzo que deja serias dudas sobre la real capacidad del plantel.
Los cuatro puntos por fuera ante Patriotas y Jaguares representaron un bálsamo en la tabla, suficiente si se quiere, porque al mirar el producido nuevamente se adviertan vacíos graves en la definición, poca creación, y bajas notas individuales.
Flabio Torres es el primer llamado a aterrizar la situación porque no basta con pellizcar a rivales débiles, inferiores en conformación y estructura, sino garantizar un trabajo que albergue posibilidades y acerque al equipo a una dimensión confortable.
El gol es un problema que no resolverá con las opciones que maneja y que son de su confianza. Sergio Romero solo marca de penalti, y César Arias de suerte anotó en Montería, pero ambos son torpes para concretar, y no aprenderán de la noche a la mañana.
Tampoco se puede confundir por ese triunfo en la costa descartando de plano a Sebastián Penco, quien es más en ese sentido, pero que requiere acompañante, ni relegando a Balanta, porque ya está claro que a Peñaranda y a Fernández ni se les voltea a mirar.
Suena a torpeza o desafío la insistencia de Flabio con los mismos cuyas cifras me abstengo de citar para que no digan que es bronca, y que en juego largo pueden terminar condenándolo porque es un mal repetido por 20 fechas, es decir desde el torneo pasado.
Por lo demás creo que se está recuperando la seguridad en el fondo con un José Luis Moreno sólido, bien respaldado por Juan Camilo Pérez, con Marlon Piedrahita intentando levantar, y con César Quintero, grata revelación así lo haga por el perfil cambiado.
De ahí en adelante no solo tiene que hacer repeticiones para mecanizar movimientos y blindar el planteamiento, sino escoger los hombres adecuados, porque la sensación es de que no hay uno solo que avale titularidad.
Lo de Patricio Pérez resulta inútil porque sus lesiones no lo dejan, Leandro y Hárrison no rinden, Culma es discreto, Leudo y Campaz un tiro al aire, y Álvarez ha sido de partidos, y muy pocos, en los clubes que ha militado.
Digamos entonces que lo importante ahora es sumar, que se está logrando, brindando un grado de tranquilidad para seguir construyendo sobre cifras que mantengan al Once Caldas a la vanguardia, dado que la cuota futbolística está escasa.
Y de otro lado retomar la fe perdida, esa que parte de la hinchada le retiró por los errores en la contratación de los refuerzos, la eliminación tempranera en Copa Libertadores, y el flojo arranque en la liga colombiana.
Desde esta tribuna reiteramos el apoyo al proyecto Once Caldas, que por sus características, formas y desarrollo está por encima de muchos de sus rivales, y al propio entrenador, quien pese a su poca innovación y atrevimiento, es uno de los capacitados del medio.
Por algo está en la pelea, era cuestión de ganar, y teniendo un juego pendiente contra Millonarios que lo pondría en el top-5, se evitan esas decisiones inoportunas, innecesarias y dañinas que pedían algunos aficionados irreflexivos y emocionales.
P.D. Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra. Tratado de moral y ética de muchos seguidores del Once Caldas hacia Flabio por aceptar obsequios de sus dirigidos. La gratitud es elogiable, y cada quien obra como le parece, pero hay casos en los que es preferible no recibir regalos que de alguna forma condicionan.
Y como nadie es culpable hasta que se pruebe lo contrario, lo del muchacho Domínguez es curioso porque no se trata de un jugador reconocido. Pero bueno, cada quien está en su derecho de mirar las cosas como quiere.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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Suena a torpeza o desafío la insistencia de Flabio con los mismos cuyas cifras me abstengo de citar para que no digan que es bronca, y que en juego largo pueden terminar condenándolo porque es un mal repetido por 20 fechas, es decir desde el torneo pasado.
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