Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

Goza de muy buena salud, llega descansado por efectos de calendario y de unas largas, raras y curiosas vacaciones en pleno torneo, y con la magia en su poder para asegurarse segundo en la tabla, lo que en ésta ocasión no ofrece privilegios en casos de empate.

Es la realidad del sorprendente Once Caldas que si doblega ésta tarde al descendido Uniautónoma finalizará con 37 unidades, campaña espectacular en números por donde se le mire, y por encima del presupuesto más simple jamás elaborado.

Lástima que ese punto invisible como lo llamamos cuando se arman grupos de cuatro no cuente en este sistema de campeonato, pues la clasificación en la doble confrontación que sigue se logrará por diferencia de goles, sin premiar la ubicación en la casillero.

Reglamento que brinda iguales posibilidades a los ocho, por lo que resulta impredecible cualquier pronóstico, y en ese ítem, y con base en el positivo momento que vive el Once Caldas no sería extraño avanzar, admitiendo como ganancia lo que se venga.

Terminar en el puesto actual también eliminará a Nacional como rival directo, que es otra motivación para intentar cerrar con éxito. Un traspié e inclusive la igualdad podrían sacar al Once Caldas de ese lugar para meterlo en la bolsa de los sorteados.

Y cierto aquello de que para ser campeón hay que ganarle al que sea, evitar al más fuerte cuenta, razón de peso para superar al cuadro barranquillero que se va sin pena de la liga, siendo un ‘poquito’ más que Jaguares, Chicó y Huila que conservaron la categoría.

A propósito, dirigido por Giovanni Hernández, conocido como el ‘niño del millón de dólares’ en sus comienzos aquí en Manizales, brillante futbolista de dilatada carrera, y quien deja gratas sensaciones como técnico en un plantel lleno de limitaciones.

Para mirar a futuro, porque aparte de que fue crack, a Uniautónoma se le vio forma, con dos o tres individualidades y un esquema responsable. Vale la pena seguirle la huella cuando en el medio ganan terreno los entrenadores foráneos, y escasean las alternativas.

A disfrutar del momento, esperando que ni el obligado receso ni las ‘particulares’ vacaciones afecten la racha de este Once Caldas que tiene etiqueta de favorito para quienes lo observan desde lejos, porque de cerca sabemos que se debe ir suavecito y paso a paso.

Ponderando la actitud, la entrega y el compromiso de los jugadores, que hemos destacado en estos escritos como parte del revolcón, y que no mostraron por ejemplo algunos de la selección en la derrota ante Argentina porque allá sí que faltó testosterona.

Esto para hablar de una Colombia en construcción, con ‘pelaos’ por los costados que salen bien, no marcan, dos volantes de club, Mejía que no hace sino pegar, y Torres recién llegado, un Zapata paupérrimo, Macnelly un bloque de hielo, y atacantes intrascendentes.

Tenemos grandes y muchos futbolistas, no todos con jerarquía, y estamos en proceso de maduración a un altísimo costo, y como dicen por ahí, tragando sapos como ese ante Argentina que nos ganó una vez más de camiseta, con oficio, y que pudo golear.

Rusia está distante, pero en las posiciones estamos a tres puntos del tercero. Es cuestión de ganar y tenemos con qué, y con Pékerman lo vamos a lograr sin dejar de reconocer que tuvo un año perverso y lamentable. Confianza es la clave, y hay con qué enderezar.

Y otra noticia que nos dejó la semana fue el título del Junior en la Copa Águila ante un Santa fe que perdió la primera de sus tres finales, y que corre el riesgo de quedarse sin nada. Es el fútbol, este bello fútbol que nos hace gozar y llorar.

Hasta la próxima…

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A disfrutar del momento, esperando que ni el obligado receso ni las ‘particulares’ vacaciones afecten la racha de este Once Caldas que tiene etiqueta de favorito para quienes lo observan desde lejos, porque de cerca sabemos que se debe ir suavecito y paso a paso.