Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
El presidente del Once Caldas, Tulio Mario Castrillón, no solo lideró el armado en lo deportivo cumpliendo con lo prometido, sino que también se quedó con parte del equipo, en una gestión que independiente de todo, representa cambio.
Dijo que con el plantel anterior no se llegaba a ningún Pereira y que era necesario renovarlo, y 11 contrataciones –porque hay una pendiente– reafirman ese concepto y enseñan una cara nueva, distinta y renovadora.
En lo personal creo que faltó una figura que venda abonos, que toque el interés del hincha y se convierta en referente, y también un delantero con gol –que inclusive podría ser ese mismo– un esfuercito que empujaría aún más el proyecto.
Después de la final Santa Fe-Tolima quedó el convencimiento de que un grupo con alta motivación y adecuada preparación física pelea en Colombia, partiendo por supuesto de una dirección con ideas tácticas.
La ventaja que tomó Nacional es sideral, y es el rival a vencer, los demás caben en una misma bolsa y la obligación del Once Caldas es borrar esa lastimera imagen de los últimos torneos producto de sus malas decisiones.
En una de las prácticas de semana noté gran ambiente –y aunque es prematuro lanzar juicios y algo va del dicho al hecho– certeza dentro de la plantilla acerca del peso que pueden alcanzar y la responsabilidad que les espera.
Los refuerzos atractivos son Michael Ortega, de exultante comienzo de carrera no respaldado en sus actuaciones posteriores en Cali, Junior y Alemania; y Mateo Cardona, una joya por pulir si le resta a sus arrebatos personales.
Jónathan Muñoz y José Ramírez son centrales con más recorrido que nombre, el paraguayo Marcos Acosta una apuesta rara para la lateral izquierda, y Julián Guillermo y Jaime Córdoba, experimentados llenos de altibajos.
Completan la lista de recién llegados Jerry Ortiz y Hansel Zapata en proceso de formación, y John Fredy Salazar con reparos por su falta de contundencia, y finalmente quien concreten entre Yulián Anchico, Jow Cardona o Fáber Cañaveral.
Para el técnico Hernán Lisi otra nómina cuya efectividad establecerá la competencia, quizá no la que muchos pensaban tras los descalabros del pasado, pero que abre ese margen de esperanza normal sin empezar el campeonato.
Dentro de las noticias gratas, la permanencia de José Fernando Cuadrado, prenda de garantía y un arquero que como en las épocas de Juan Carlos Henao no le da cabida al suplente, cargo que se ganó Sergio Román.
En apariencia un equipo fuerte por las bandas, con mucho por trabajar en defensa, mejoras en zonas de recuperación donde Rojano y Marimón son relevos jóvenes interesantes, y con talento si los creativos logran el tope.
Las dudas persisten en la definición, más con los titubeos del entrenador hacia Óscar Estupiñan, y la tozudez en mantener a Sergio Romero, a quien debieron negociar con Alianza Petrolera, su casa natural.
Elkin Soto y José Moreno con pretemporada deben aportar el doble de lo que rindieron sin los temores ya de las viejas lesiones, siendo para el manizaleño la enorme oportunidad de cerrar su ciclo como ídolo en actividad.
P.D. Categóricamente negó Sergio Galván Rey cualquier posibilidad de regreso luego de brillar en la despedida de Henao. Una cosa es con ‘gorditos’ y por más que el goleador histórico mostró formas, es preferible que siga en ese sitial reservado para las estrellas.
Hasta la próxima…
Twitter: @macotal
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En lo personal creo que faltó una figura que venda abonos, que toque el interés del hincha y se convierta en referente, y también un delantero con gol –que inclusive podría ser ese mismo– un esfuercito que empujaría aún más el proyecto.
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