Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá 

Buena la iniciativa, aunque debió ser con Jaime Pineda, pero el encuentro con los directivos indica al menos que hay dolientes entre los aficionados, más allá de las empresas, las autoridades cívicas y los gobiernos locales, que parecen en trance.

La suerte del Once Caldas está decidida, un presidente sin capacidad de maniobra, un gerente que todo lo justifica sin propuestas adicionales, un director deportivo que no hace gestión, y un técnico en zona de confort.

Todavía me pregunto cómo desecha un ofrecimiento de la Selección Argentina Sub-20, con semejante potencial en un país futbolero, para quedarse acá con el raspado de las ollas. O fue un bombazo para impresionar.

Porque el carácter del señor Torrente parece contrastar con su cara de bravo y sus afrentosos actos en el campo, denotando cierta debilidad, pues con su equipo hacen lo que quieren, nada lo inquieta, ni le importa quedarse sin jugadores.

Sabe que con un plantel corto cualquier resultado será sobrevalorado, y si no, la justificación la tiene a la mano señalando que es ‘lo que hay’ como se le ha escuchado decir. Total, gana con las dos caras, salva su reputación, y sigue feliz en Manizales.

En el conversatorio –fríamente calculado– Tulio Mario Castrillón señaló que el club vale 15 millones de dólares incluyendo deudas. ‘La plata que hemos perdido ha sido nuestra, no de la ciudad, así que estamos en el deber de recuperarla’ fue una de sus frases.

Palabras más, el Once Caldas está mirado solo desde el signo pesos, sin atrevimiento en propuestas deportivas a futuro, mostrando que quienes orientan la institución desconocen el fútbol como negocio, y que solo están para rendir números a su jefe.

Un día antes, a este diario, Pineda le habló de un simple acercamiento con el Pachuca, y agregó que si existe una propuesta de los caldenses para comprarle sus acciones, vende: ‘Me encantaría, quiero que me paguen el dinero que he invertido, y les entrego’.

Cuentas claras y chocolate espeso, aquí no hay nadie metido de lleno en procurar un desarrollo competitivo del Once Caldas, y el único propósito es recuperar la inversión disminuyendo costos, jugando al premio mayor de la lotería con un plantel barato.

Y lo dijeron: ‘Debemos hacer lo mismo que Cortuluá, que sin mucha nómina alcanzó semifinales’, y el afanoso entrenador remató: ‘Tenemos la columna vertebral, Cuadrado, Menosse, Moreno, Hernández, Estupiñán y Romero’ (???).

Según William Gómez Eslava, ‘en 2015 entraron 4.000 millones de pesos por publicidad, este año 2.000’. Pregunta, ¿y el segundo torneo? Claro que en mercadeo hay doble correspondencia que se equipara con la calidad y lo atractivo del producto, y aquí están ofreciendo migajas.

Además sostuvo que la hinchada del Once Caldas es arribista ‘cuando gana el equipo vienen al estadio, cuando no, se hacen los locos y no apoyan’. ¿Y qué pretenderá? Esto es como el circo, buenos payasos graderías llenas.

Lo cierto es que con esa mentalidad empresarial, enmarcada en un plan de austeridad sin una sola idea revolucionaria –dejando de lado al hincha y al club– lograron el objetivo: el Once Caldas ahora, al mejor estilo de Envigado, solo busca promover jugadores.

Las respuestas de los personajes que participaron del conversatorio fueron tomadas por este periodista del portal Pasión Blanca (@pasionblanca11), al que seguí puntualmente para estar al tanto de una reunión de la que esperaba mejores anuncios.

Y para rematar, la joya del infaltable Paniagua: ‘Hay dos tendencias para contratar: mayores salarios, menos posibilidad de riesgo, y bajos pagos aumentan el fracaso. Hemos tenido buena voluntad, pero nos hemos equivocado en algunas’. ¡Plop!

Hasta la próxima…

Twitter @macotal

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