Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Supongo, porque esta columna fue escrita antes del partido con Medellín, que el Once Caldas lució el uniforme blanco por ser local y por los colores oscuros del rival, lo que invita a plantear un tema que muchos considerarán de segunda mano, pero que es bueno rescatar.
Hace un tiempo venimos viendo al Once Caldas vestir de negro en la mayoría de los partidos de liga, y lo acaba de hacer en todos los juegos de pretemporada, como dando a entender que la segunda indumentaria pasó a ser su distintivo.
En el fútbol actual es normal que el Barcelona use el fucsia, o que el Real juegue de verde, aunque la esencia jamás la pierden, y el hincha reconoce de inmediato las rayas características de los azulgrana, o el blanco inmaculado de los merengues.
Esa costumbre de ponerse negro, que entre otras es un poco lúgubre exigiendo un buen diseño de la marca que lo fabrica para que sea vistoso, la están volviendo ley y se está tergiversando una de las insignias del conjunto de Manizales.
‘Entre gustos no hay disgustos’ dicen por ahí, y el mío es contrario a quienes lo aceptan, respetando desde luego dichas opiniones porque el uniforme no es el que juega, pero me encantaría ver siempre al Once Caldas de blanco, especialmente en su cancha donde nunca debe renunciar a ese derecho.
Porque yendo a la práctica, y como hecho real, el Once Caldas versión 2015 tiene muchos jugadores de piel oscura, por lo que ese contraste con el blanco le da un tinte especial y mayor prestancia al equipo en su exposición visual en el campo.
Pasando a otro tema, magnífica la iniciativa de una proclama de la gente del fútbol para facilitar el regreso de las familias al estadio, liderada por los rivales de ayer en Palogrande, con encuentro y cambio de camisetas entre accionistas, presidentes y aficionados.
Cualquier causa común que rechace los actos violentos de las mal llamadas barras bravas, que debe ir acompañada de judicialización a los protagonistas del desorden, tiene que ser acogida por el fútbol como tal para sacarlo de las garras de los desadaptados sociales.
Bonito gesto, a imitar, y que debe proyectarse a las demás plazas del país, como ha hecho el Medellín con otras decisiones revolucionarias que han sido efectivas, y que pueden copiarse porque con ellas ha logrado incrementar el flujo de simpatizantes.
Ese plan de abonos a precios irrisorios por ejemplo, les ha permitido llenar el Atanasio Girardot, generando una conciencia colectiva de amor por la institución que redunda a favor de su hinchada por los miles de jóvenes que tienen acceso al espectáculo.
Como también las formas de comunicación, esa innovadora fórmula del presidente Eduardo Silva, quien a través de las redes sociales mantiene actualizada la información del DIM en el llamado ‘Vídeo del Presi’, que causó sensación recientemente porque allí fueron presentados uno a uno los refuerzos.
Hay demasiados medios, y su óptima utilización no solo nos pone a la altura de del mundo moderno, sino que brinda posibilidades de acercamiento y conexión, necesarios cuando se monta un proyecto que involucra público e intereses.
Tanto es así que son muchos los periodistas brasileños indagando por esas vías acerca del Once Caldas con motivo del partido del miércoles frente a Corinthians. Dura serie, pero insisto en que terminar como local es una ventaja para sacarle provecho.
Con relación al plantel, sin saber el resultado ni la presentación de anoche y consciente de que no tiene luminarias aunque sí jugadores aplicados que pueden responder al patrón táctico, hay motivos para pensar en una temporada grata, llena de emociones y satisfacciones.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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