Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

Ahora sin presiones, porque los cuadrangulares los tiraron por la borda hace rato, el Once Caldas debe buscar resultados para no colgarse en la reclasificación, no ceder terreno en la tabla del descenso, y empezar a proyectar lo que será el segundo semestre.

Esto no es de terminar por cumplir, hay obligaciones, y a los jugadores que han estado tan cómodos durante el campeonato se les debe exigir, y al nuevo técnico también, pues con facilidad se advierte que solo está para apagar el incendio.

Con decisiones empresariales oportunas, porque si bien prematuramente la liga la volvieron pasado con un plantel sin protagonismo, descartado ya por la gran prensa nacional, el descuido puede representar un alto costo para el mañana de la institución.

Muchos alaban la posición de Tito al brindarles oportunidad a los muchachos, y chévere si son manizaleños, aunque en lo personal no creo que el talento sea cuestión de nacionalidad, y quien juegue lo debe hacer por bueno, sin importar su origen.

Y en ese sentido ojo con Jonathan Caicedo, técnicamente de lo mejor, lleno de resabios del campo aficionado, tímido, introvertido, y quien necesita de un orientador que lo forme de manera íntegra porque exhibe una materia base prometedora.

Es cierto que Johan Arango tiene actitudes que molestan, como sus reclamos, y en ocasiones su displicencia, pero es propiedad del club, y quiérase o no, la alternativa más clara del Once Caldas para resolver sus graves problemas de gol.

Un técnico sapiente tiene que buscar la recuperación y la optimización de ese recurso, útil para sus intereses, no el hundimiento, y nada tiene que ver con Fredy Salazar -biche todavía- quien ojalá siga aprovechando todas estas oportunidades.

Entre otras porque si algunos quieren ver a Arango por fuera del club, y antes de que vayan a tallar su salida con manifestaciones al frente del estadio, practica tan exitosa para la renuncia de Flabio, lo menos que pueden hacer es desvalorizarlo.

Que Tito lo hubiera excluido antes de terminar el primer tiempo contra Equidad, y que posteriormente lo mande al banco, es un mensaje equivocado para los futuros compradores, y para la economía del club que lo tiene en plataforma de negociación.

No voy a disculpar al futbolista, quien parece embelesado con cosas diferentes a su profesión sin enterarse del potencial que posee, en un desperdicio que merece atención con ayudas extras para bien del hombre, del deportista, y de la sociedad.

Recuerdo cuando Santiago Escobar optó por su retiro antes que darle continuidad a Dayro Moreno, y hasta donde sé, al atacante tolimense se le tiene en la lista de los ídolos históricos de la hinchada, lugar que no ocupa el hoy entrenador de Equidad.

Todo hace parte del manual de manejo de un grupo humano especial, en la mayoría de los casos sin preparación, que de sopetón encuentra llena de manjares una mesa en la que todo escaseaba, y que se deja moldear por la fama, el dinero y las lisonjas.

Arango es un activo del Once Caldas, el de mayor cotización, porque luego está Cuadrado, y la verdad es que por los arqueros no se paga mucho, y como tal hay que cuidarlo, independiente de que se le mire con recelo y desconfianza.

Inclusive si se quiere un equipo nuevo podría ser punto de partida, como también la ubicación en el mercado nacional de aquellos con imagen, que aquí no dieron y reprobaron, tarea inmediata a desarrollar por la junta directiva.

P.D. Un buen asesor sería Jairo Quintero Trujillo, experto en esas lides de canjes y ventas, campeón de copa libertadores, conocido en el medio, con influencias en la Dimayor, hábil, sagaz, y quien supongo, con pensión de congresista colaboraría a bajo costo.

Hasta la próxima...

macotal@yahoo.com