Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

Desalentadoras las declaraciones del Gerente General del Once Caldas, William Gómez, al señalar con cierta altivez el regreso de Sergio Romero y de José Luis Moreno, y la recuperación de César Arias, como grandes novedades para el segundo semestre.

Increíble, o realmente saben poco de fútbol, viven desinformados, o piensan que es traer por traer. De ese trío, se salva el defensor para que lo junten con Menosse y bajen a Lucena al lado de Palomino o Henao, porque en el medio hay serios problemas de marca.

Romero y Arias son más de lo mismo, no solucionan nada ni entusiasman al hincha, y por el contrario agudizan la crisis ofensiva ocupando plazas que se deben llenar por solicitud expresa de Javier Torrente, quien ya conoce perfectamente lo que ofrece el mercado.

Es ilógico que quienes por razones deportivas estuvieron al margen del proyecto vayan a resolver ahora las dificultades, y menos los mencionados, quienes marcan de vez en cuando, no son goleadores, están muy vistos, y cumplieron su ciclo con el Once Caldas.

Hay que mostrar caras nuevas que sean atractivo para la tribuna, futbolistas que garanticen rendimiento, alivien los males detectados, y que correspondan a las necesidades de un plantel que se quedó corto, y que fracasó de manera estruendosa.

Que recuerde, nunca antes un técnico eliminado faltando 2 fechas, con números terribles, tuvo la aceptación de la que goza Torrente, favorecido por la crítica y un fuerte sector de aficionados, lo que supone un capital valioso que le estrecha el margen de error.

En esas circunstancias debe tener claro el diagnóstico, ser atrevido, y exigir los refuerzos en posiciones y nombres por encima de Arias y Romero, porque entre otras tampoco es que se requieran muchos, si de mayor condición y que brinden altos niveles de producción.

Ojalá y esta vez prime la calidad sobre la cantidad en esas contrataciones, y que a ese grado de aprobación de Torrente le añada humildad, trabajo, tolerancia y buenas maneras, y que no pierda la cabeza con los cambios en los partidos.

Un delantero definidor, otro atacante, y un volante, de reconocida importancia, parecen suficientes para tener un cuadro competitivo, y para que el entrenador cumpla lo que prometió al asegurar que le encanta laborar con divisiones menores.

El Once Caldas es un compromiso de todos, no de esos personajes ajenos a los intereses de la ciudad y si a los caprichos del negocio, y como tal se requiere comunidad de ideas y de propósitos para hacer sentir su trascendencia, y recuperar su protagonismo.

Lo que no obsta para plantear canjes y otro tipo de convenios o transacciones con base en los muchachos que son propiedad de la institución –varios porque alegremente se les hacía contrato– y de esa forma renovar sin alta erogación.

Es cuestión de meterse al mercado, de mirar más allá del peso que se evita o de la cofradía con los empresarios, para pensar fielmente en el Once Caldas en su afán de sacarlo adelante, volverlo competitivo, y ponerlo en el plan de pelear los puestos de vanguardia.

Alguna vez propuse, y vuelvo a dejarla en pie, una invitación a Jaime Pineda para hacerlo sentir en casa e invitándolo para que invierta, y que está provenga de los gremios, las entidades cívicas, el gobierno, el periodismo influyente, los dirigentes locales y los hinchas.

Sería motivante, un gesto de agradecimiento hacia quien –quiérase o no– sacó al Once Caldas de su peor crisis para brindarle un vida transparente, y de quien confío, con una manifestación apropiada de respaldo, se lograrían cosas positivas. Manos a la obra.

P.D. Mucha ilusión entre los seguidores del Once Caldas por el posible retorno de Elkin Soto. Lindo que pueda terminar carrera en su tierra, pero más que un acto de generosidad es su respuesta deportiva. No olviden que tiene 36 años, lleva 1 año sin jugar, y es costoso.

Hasta la próxima...

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