Cuando los nuevos dueños del blanco-blanco, "compraron" el equipo a los miembros de la Junta Directiva de la nefasta época, desafortunada y aciaga para los buenos aficionados, los hinchas del equipo nos llenamos de ilusiones. Es difícil olvidar los últimos "negocios" de la tan cuestionada junta, como la venta al Atlético Nacional de los pases de Alexis Henríquez, John Fredy Pajoy, quien luego fue vendido a México, así como el pase de Alexánder Mejía, el mejor volante de contención del fútbol colombiano y jugador de selección Colombia, en cifras que nunca se conocieron.
Es claro que los seguidores del equipo de Manizales, debemos estar agradecidos con el Sr. Pineda, el nuevo dueño del equipo, pues si no es por él, el equipo ya estaría desaparecido o posiblemente jugando en la segunda división. Pero... la ingenuidad ha sido extrema y los asesores que han tenido no han dado la talla. Incluyo a un señor de apellido Paniagua y al cuerpo médico quienes también se han equivocado, generando con eso cuantiosas pérdidas para el equipo de la ciudad, repito, de nuestra ciudad.
Tampoco podemos olvidar la compra de los pases de Camilo Pérez y Marlon Piedrahíta, aconsejados por el "cometero" y vacunador Flabio Torres, así como el de Patricio Pérez quien vive lesionado y no ha tenido la autocrítica suficiente para renunciar. Los dos primeros ya le pagaron el favor al mediocre entrenador tolimense, mientras que al argentino le compraron un alto porcentaje de su pase y le hicieron contrato por 3 años. En este caso sí debemos cuestionar la actuación del cuerpo médico, culpable como el que más. Escuché en algún programa deportivo que un equipo de la costa norte de Colombia lo quería contratar mucho antes de llegar al Once Caldas, pero ellos sí se dieron cuenta del estado de su salud. En este momento, Pérez poco le aporta al equipo; si tiene ética y vergüenza deportiva debe renunciar al super sueldo y volver a su país.
Un equipo de fútbol debe estar bien dirigido en todos los aspectos. En lo deportivo, debe saber competir y estar a la altura de lo que exige cada partido y cada rival. Con Patriotas el 9 de agosto, el blanco producía pena ajena, no supo disimular sus falencias y carencias ni interpretó las situaciones del juego. Un buen entrenador debe saber explotar las virtudes de los jugadores, así como esconder sus limitaciones. Creo que cuando el equipo rival muestra superioridad, se debe hacer presión sobre la pelota y los espacios, recuperando el balón para tocar y jugar. Todo lo contrario a lo que hace Harrison Henao. Un entrenador moderno, debe cambiar de tácticas de acuerdo a cada partido, así como de estrategias, conceptos y recursos. El Once Caldas, nuestro equipo, exige una refundación total. Eso se logra conjuntamente con buenos directivos y buenos jugadores. Hay partidos en los cuales hay que raspar, no dejar jugar y en ocasiones pegar, aunque no tanto como Hernán Menosse. Pero... la ingenuidad en muchos aspectos de los jugadores del Once raya con la "pendejada". Los jugadores actuales no muestran espíritu, intensidad ni sacrificio, con excepción del portero actual, gran arquero. No hay orden ni un plan del entrenador, el cual ya mostró su comportamiento y el cobre con su famosa expulsión. Los jugadores deben tener como cualquier ser humano, rebeldía ante la adversidad, así como gran fortaleza mental. Deben ser una máquina de competición; sus sueldos son excelentes y con cumplimiento. Los verdaderos hinchas no nos conformamos.
Una pequeña carta abierta al entrenador actual: "Profesor", debe tener cuidado con los espontáneos, algunos lo quieren abrazar y lustrarle los escarpines; no siga haciendo de su trabajo un "circo" como con la famosa expulsión. Debe relajarse un poco más, aunque la presión de sus patrones sea poca. Por ahora no ha ganado nada, aunque tiene un generoso crédito de confianza para su "trabajo" del señor Pineda, el gran jefe. Descanse por ahora y duerma tranquilo. Aproveche la nota de aprobación de los dueños del equipo. Se puede burlar del exagerado servilismo de algunos hinchas de vereda, pero ese es nuestro folclor. Aquí algunos son expertos en hacer el ridículo, la posibilidad de ser cursi y tonto. "Profesor", no le creo, la verdad del fútbol pasa por los jugadores y a usted le falta ambición futbolística pese al gran sueldo.
A propósito, estamos en elecciones y algunos buscarán ganar un lugar inédito en el ranking de la estupidez humana.
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