Óscar Domínguez G. oscardominguezg@outlook.com
Cuando se repartió la belleza los ratones andaban de compensatorio. Por eso les toca decir que uno tiene la cara que puede, no la que quiere.
Los ratones rinden para todo. Si no existiera la jurásica "petite différence" podrían utilizarse para definir el sexo: si un hombre y una mujer ven al mismo tiempo un ratón, el que sube primero a un taburete… es un macho alfa.
En Pekín 2008 entrenaron ratones blancos como "catadores" de los alimentos y bebidas que debían consumir los atletas.
La paremiología se enriqueció con refranes inspirados en ellos: Desde que se inventaron las escusas (mueble colgante), el ratón no come queso.
La revista Semana informa que se experimenta con ellos para prolongar la vida. El médico David Servan-Schreiber, en su libro "Anticáncer, una nueva forma de vida" (Espasa), cuenta los experimentos que se están haciendo con ratas para combatir el cáncer.
"Yo quiero a los animales y no me gusta pensar en todo lo que tienen que sufrir en el curso de ese tipo de experimentos", escribió. Adhiero.
Monsieur David superó un agresivo tumor cerebral y decidió contar su historia. Tremendo y bello testimonio.
Hace dos años, dos operaciones y un tsunami interior que me recordó lo frágil que soy, sobreviví a un cáncer, benévolo, amable, al lado del de Servan-Schreiber. No sufrí un carajo. Hasta para enfermarme he tenido suerte de principiante. Tendré que morirme de puro aliviado.
Como pienso que mi experiencia puede servir, me copié del siquiatra y neurólogo francés y decidí compartirla en la última revista Bienestar Sanitas 138 que publica parte de la correspondencia que se generó alrededor del episodio. También la encuentran en mi blog www.oscardominguezgiraldo.com
Si me topo en la calle con los médicos de Colsánitas que me socorrieron, bisturí en mano, los agarro a picos de agradecimiento.
Uno escucha la palabra cáncer y entra en pánico. Felizmente, las muertes por cáncer se reducen cada vez más. Celebro formar parte de esa estadística. Expreso mi solidaridad con los guerreros que dan la batalla. Extensiva esa solidaridad a quienes acompañan a los enfermos durante las arduas jornadas.
A manera de indemnización por los maltratos ocasionados a la población roedora, el hombre de internet decidió bautizar con el alias de ratón o mouse el cachivache que pone el mundo a nuestros pies con solo hacer clic. Dependemos del ratón para vivir. (Vivir en la acepción de navegar en internet). Pero el cuarto de hora de los ratones durará poco: Bill Gates ha pronosticado la jubilación del mouse. "El ratón y el teclado dejarán paso a las órdenes transmitidas verbalmente, mediante el tacto o con gestos de la mano", pontificó.
Me quedo con esta carta al Ratón Pérez escrita por mi amiguita Susana, envigadeña, de seis años:
"Hola raton Peres estoi muy feliz porque es el primer diente arrancado por mi espero que me lo traiga temprano porque lla estoi en primero y me tengo que levantar temprano".
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