En 1998 tuve la oportunidad de conocer a Nicanor Restrepo. En ese año llegó a la Junta de Dirección General de la ANDI (Asociación Nacional de Empresarios de Colombia) y yo trabajaba en esa institución. Por unanimidad fue nombrado presidente de la junta, dignidad que ejerció con sencillez y tranquilidad, sin aspavientos o vanidad. Así como lo hizo en tantos cargos importantes durante toda su vida. Para mi fortuna, ambos dedicábamos en ese momento buena parte de nuestro tiempo al mismo asunto: el proceso de paz con las Farc en el gobierno Pastrana. Debido a esto fueron muchas las oportunidades en que conversamos de 1998 a principios de 2002. Nicanor hizo parte del primer equipo negociador en representación del gobierno y en ese período pude colaborarle en algunos temas. En 1999 lo acompañé en un recorrido por todas las sedes de la ANDI en el país, allí él conversaba con los empresarios sobre el proceso de paz en curso, y de una manera sencilla y pedagógica, cargada de una gran autoridad moral reconocida por todos, explicaba por qué era conveniente una salida negociada a nuestra guerra interna. Siempre me impresionó la ascendencia que llegaba a tener sobre los auditorios a los que se dirigía.
Durante ese tiempo, en medio de este tema interminable de la paz, se fue forjando una amistad entre los dos, la cual me pareció el regalo más maravilloso que me pudieran dar. Entonces surgieron nuevos temas de conversación: Nicanor compartía historias, crónicas y relatos encadenando unas y otros como en Las Mil y Una Noches. El encantamiento que producía en sus contertulios era enorme.
Desde 2001 y hasta su ruptura en 2002, hice parte del equipo negociador del gobierno en el proceso de paz del Caguán. En la misma mesa que estuvo sentado Nicanor siempre escuché palabras de respeto y elogio para él por parte de los negociadores de las Farc. Hay que tener en cuenta que seguía siendo la cabeza del grupo empresarial más importante del país y que nunca le faltó firmeza en esa mesa para manifestar sus reproches a la violencia. Siempre decían que con empresarios como Nicanor Restrepo el país sería una cosa muy diferente, para bien. No les faltaba razón.
Al retirarse de sus labores empresariales se fue para París a realizar estudios doctorales en Sociología. Hablábamos de vez en cuando por su paso por Medellín o Bogotá, y un par de correos electrónicos, pues era algo alérgico a este medio. Pero por esporádica que fuera la comunicación siempre era cálido y amable. Igualmente, siempre contestaba el teléfono o regresaba las llamadas.
Solo una vez se encuentra uno en la vida con alguien como Nicanor Restrepo. Alguien en quien confluyan tantas calidades humanas y capacidades como empresario y persona de vida pública. Sumado a una cultura única, muy especialmente en la literatura e historia. En él la arrogancia o vanidad no existían. Su honradez era total. Trataba bien a todo el mundo, sin abusos de poder. Nunca quiso demostrar que era importante y esa frase que por estos días se ha puesto de moda "usted no sabe quién soy yo" no estuvo en sus labios o en su mente. Nunca pedía pleitesía. Siempre respetuoso y diplomático. Y también firme y claro. Si algo merecía su crítica porque veía un abuso de poder o un evento de corrupción, se manifestaba sin importar el poder de quien fuera objeto de su observación: bien un "cacao" empresarial o un presidente de la república.
En lo empresarial fue prodigioso. En sus manos el Sindicato Antioqueño, hoy GEA, creció de manera exponencial y sólida. Él fue el maestro de la actual dirigencia de este grupo. También sus principales directrices fueron la honradez, la sencillez y el servicio. Su visión siempre la expresaba de manera clara y fácil, sin vericuetos y retruécanos.
La última vez que hablamos fue a finales de enero, comentamos sobre el proceso de paz en curso en La Habana. Su compromiso era total.
Nicanor Restrepo fue único. Su legado fue su vida misma. Ojalá podamos aprender de él. Si lo hacemos con seguridad nuestra sociedad será mejor.
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Lectura recomendada: a finales de 2013 Nicanor Restrepo escribió un corto texto sobre su vida de jubilado en el cual hace unas valiosas reflexiones sobre esa última etapa, y en el que también se refleja su maravillosa persona. Aquí está: http://www.las2orillas.co/consejos-para-ser-buen-jubilado/#.VQoDzknOed4.facebook
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