Hace unos pocos días leí una noticia que me llenó de pesar y desconsuelo: el retiro de Carlos Vicente de Roux como candidato de la Alianza Verde a la Alcaldía de Bogotá. Sin lugar a dudas era un candidato inmejorable: una persona totalmente confiable y honesta, por quien se puede meter la mano en el fuego; el mejor concejal de Bogotá desde hace diez años, estudioso y juicioso en sus labores; conocedor de los retos que afronta la capital; ponderado en su juicio, sin extremismos en la política. Además de lo anterior, con una amplia experiencia en temas del Estado, un jurista reconocido internacionalmente.
Si bien no necesariamente sus credenciales implicaban que ganaría las elecciones, pues hay otros candidatos y organizaciones políticas de peso en la competencia, no tiene ningún sentido ni proporción que no superara el 1% en las encuestas.
Son varias las causas de este fracaso, que no cabe duda es más del Partido Verde y de la política misma que de CV de Roux.
El Partido Verde tuvo su despertar hace cinco años como una alternativa real y promisoria dentro de la política colombiana. En la campaña presidencial del 2010, su candidato Antanas Mockus acarició una oportunidad clara y nítida de haber ganado, pero sus propios errores y el peso inclemente de la política burda que vivimos hace tanto tiempo acabaron con el sueño. Ese partido, que dejó escapar la posibilidad de canalizar y representar las aspiraciones de millones de personas cansadas de la fetidez de la política colombiana, tarde que temprano naufragó en la mediocridad y los pequeños y mezquinos intereses de muchos de sus miembros. Un partido que pudo haber hecho la diferencia, es una ilusión perdida. Entonces no es de extrañar, que no tuvieran la perspectiva requerida para haber acompañado a CV de Roux hasta el final. Del Verde solo quedan algunas personas valiosas, lo demás es más de lo mismo, no vale la pena.
Por otra parte, la coyuntura de Bogotá pareciera que no es la más afortunada para esta candidatura. Con una percepción mayoritaria de desorden y caos, y con tan pocos logros de la administración Petro en medio de tantos y tan apremiantes problemas, sumado a un estilo de gobierno chocante para tanta gente, los electores van a privilegiar opciones que puedan vincular a orden y certidumbre. Por esto es que Peñalosa cabalga en las encuestas.
Sin embargo, y por último, el fracaso de la candidatura de Carlos Vicente de Roux es ante todo un síntoma de la descomposición de la política nuestra, en todo el país. Siguen siendo las robustas maquinarias, los entramados clientelistas, la corrupción y las mafias quienes tienen todo para ganar y seguir en el poder. Todo al amparo de los partidos políticos y sus dirigentes, quienes parecen tan correctos ante las cámaras de televisión, pero están atentos para aliarse hasta con el diablo cuando de ganarse un voto más se trata.
Estamos ad portas de un logro enorme: la firma de un acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las Farc, lo cual nos llena de ilusión a la mayoría de los colombianos, y con seguridad las cosas cambiarán para bien. Pero si la política no se transforma, estaremos lejos de abandonar tantos males que nos aquejan, empezando por la corrupción. Por lo que se avecina en estas elecciones las cosas seguirán igual.
Ojalá Carlos Vicente de Roux siga en la política. El Congreso de la República es un escenario donde podrá brillar y hacer un aporte muy valioso al país.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015