Cuando Gianna Bressan y Alessandro Mondelli armaron el plan de este viaje dijeron que visitaríamos la tierra del más grande cantante de música popular de Italia: Doménico Modugno. Siendo un cantante de “mi época” el asunto me ilusionaba. Como todos o casi todos, especialmente los muchachos, son o somos víctimas de su tiempo, de su tiempo presente, dudo si los amantes del rap y de otras especies afines, sepan quién fue este prodigioso cantante. Eso sí era voz. Su canción “Volare, nel blu di pinto di blu” es la más famosa canción italiana después de “O sole mío”.
En alguna ocasión le pregunté a Nicola di Bari por su compatriota y me expresó tremenda y generosa admiración, que lo enaltecía a él mismo, a Nicola, dado que entre los artistas proliferan las envidias. Quiero contar aquí una divertida anécdota. Me invitaron a uno de los dos más importantes programas de la televisión española. Ello fue en el siglo pasado. Se llamaba “Directísimo” y se transmitía los sábados en horario triple A y prácticamente toda España lo veía. A él invitaban solamente a las celebridades más importantes del mundo. Debo decir, obviamente, con toda obviedad que no lo soy ni de lejos, pero el asunto de mis arañas y escorpiones impactó mucho en la península sobre todo cuando supieron de la novela “El Bazar de los Idiotas” de Gustavo Álvarez Gardeazábal de la que soy uno de los personajes principales. Precisamente mi tesis doctoral en literatura versa sobre la narrativa de la violencia en las obras de Gustavo Álvarez Gardeazábal, y como este escritor había ganado varios premios literarios en España, había mucho interés en él y en los personajes de su narrativa.
Antes de mi presentación con las arañas, me abordó Nicola de Bari (“Eran los días del arco iris”, bellísima canción) y me preguntó de dónde era yo. Le dije que colombiano. Luego me preguntó si iba a cantar en el programa. Le dije que llevaba unas arañas y que el público traía escorpiones y yo jugaba con ellos sin quitarles el veneno. Entonces dijo: Vosotros en África tenéis unos animales horribles. En otra ocasión creo haber contado aquí en LA PATRIA, que estuvimos juntos en ese mismo programa Tarzán y yo. El héroe de muchas de nuestras “niñeces”: Johnny Weismüller. (¡Dios mío, cuántos años tenemos ya!).
Polignano se encuentra en un promontorio rocoso y a la entrada del pueblo, a la orilla del mar han levantado un monumento a su hijo predilecto, que le dio fama mundial a su patria, una estatua a Doménico Modugno y todos los turistas se hacen una foto imitando al cantante que tiene los brazos extendidos. El cantante, actor, compositor y político murió a los 66 años. Su canción Volare le dio fama mundial y en Estados Unidos batió todos los récords de audiencia y de ventas.
Polignano fue colonia griega con el nombre de Neápolis. La acción erosiva del mar sobre la roca kárstica del promontorio sobre el que se levanta Polignano ha creado muchas grutas. Todos los visitantes y viajeros sin distinción califican a este pueblo como romántico. Y es que las callejas que terminan convirtiéndose en miradores del mar y el encanto de todos los rincones le dan ese aire. La iglesia matricia de la Asunción debe visitarse. Al norte de los acantilados de Polignano se encuentra una de las grutas más típicas de Puglia, llamada “La Grotte Palazzese” que tiene una amplia terraza y un restaurante. Cuando llegamos a Polignano sonaba por altavoces la famosa canción: Volare y cuando salimos sonaba: Volare. Bellísima e inmortal.
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