Hablábamos de Rande, sí Rande, palabra gloriosa que encierra un sentimiento profundo en la memoria colectiva de Vigo y de sus habitantes. Allí se llevó a cabo en 1702 la batalla del mismo nombre, en el marco de la guerra de Sucesión Española. Una flotilla hispano-francesa que venía de ultramar trayendo desde América un precioso cargamento de oro, plata, perlas y otras riquezas ancló en la parte alta de la ría, donde se estrecha en la Ensenada de San Simón.
¿Y qué es una ría? Es un brazo de mar que entra en el continente por un valle costero formado por la desembocadura de un río. La diferencia con los fiordos reside en que estos son escarpados y son producto de la acción de los glaciares. Una ría es lo que en Colombia llamamos Bocas de un río. La ría de Vigo es la más profunda, rica y bella de todas las rías de Galicia. Mide 35 kilómetros de larga, en su boca alcanza 10 kilómetros de anchura y en Rande se encuentra su parte más estrecha, con solo 600 metros. Las islas Cíes la protegen del mar abierto. La ría es muy rica en pesca porque recibe todos los nutrientes que el río le aporta desde el interior. Precisamente allí se encuentran las famosas mejilloneras de Vigo.
Las riquezas que los españoles acumulaban en la conquista de América eran guardadas, antes de ser enviadas a España, en dos ciudades provistas de grandes fortificaciones. Esas ciudades fueron Portobelo en Panamá y Cartagena en Colombia, llamada esta Cartagena de Indias. Las más macizas y grandes fortificaciones del imperio español en América, objeto hoy de intenso turismo, son las murallas de Cartagena. En algún sector estos muros que rodean por completo a la parte antigua de Cartagena, alcanzan 108 metros de espesor. ¡108 metros! Son las murallas más "gruesas" del mundo.
Al respecto hay una deliciosa anécdota, -"si non é vero é ben trovato"- como dicen los italianos. Cuentan que el rey Felipe II, enfermo y recluido en una habitación del Monasterio de San Lorenzo el Escorial cerca de Madrid, hacía esfuerzos por levantarse de la cama y acercarse a la ventana. ¿Qué hace su majestad, permanezca usted acostado que estando enfermo no le conviene levantarse de la cama. Es que estoy tratando de ver a Cartagena de Indias, decía el monarca. Majestad, le contestaban, no se ve, Cartagena está al otro lado del mar. No, seguía el rey, es que su fortificación le ha costado tanto a la corona que debe verse desde aquí.
En Colombia llamamos a Cartagena, "la heroica", por los dos terribles asedios a que fue sometida y también la llamamos "corralito de piedra" por la muralla circunvalar.
Bueno es que recordemos, en este punto, los dos asedios que sufrió la ciudad y que le merecieron el apelativo de "la heroica". El primero ocurrió en el marco de la rivalidad entre España e Inglaterra durante la Guerra de Sucesión Española. Los piratas de "su graciosa majestad" atacaban constantemente los puertos y ciudades de las colonias españolas de América en procura de oro y riquezas. Así el almirante inglés Edward Vernon atacó y saqueó Portobelo y se dispuso a hacer lo mismo con Cartagena de Indias. El inglés desafió a Blas de Lezo, comandante de Cartagena. Este valiente marino era apodado "Patapalo" y "Medio Hombre" porque había perdido un brazo y una pierna en alguna de tantas batallas que libró defendiendo el imperio español.
Así contestó don Blas al envalentonado Vernon: "Si hubiera estado yo en Portobelo no hubiera insultado usted impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía". (Continuará).
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