Estábamos en Siracusa y todavía seguiremos allí. El tirano Hieron invitó a Esquilo a la ciudad y allí presentó la obra “Las mujeres del Etna”, dedicada al pueblo de Etna, que el tirano había fundado. No fue la única vez que Esquilo visitó la ciudad; en otro de sus viajes había presentado Los Persas y en Gela, importante colonia griega del sur de Sicilia, murió el dramaturgo. Como se ve y se seguirá viendo en mis relatos, Sicilia fue realmente la principal “sucursal” de Grecia en el Mediterráneo.
Recordemos solamente unos nombres: Empédocles, Platón, Esquilo, Arquímedes... Y mucha razón tenía Cicerón en sus elogios a Siracusa. Pero... sigamos en nuestro recorrido por el área arqueológica. El anfiteatro romano fue la mayor construcción que dejó la antigüedad en Siracusa y es todavía más grande que el teatro griego y fue construido tallando la roca. Estaba dedicado a funciones de circo y a la lucha de gladiadores. Desde lejos llama la atención un enorme hueco natural que se encuentra en una altísima pared rocosa. Es el “Oído de Dionisio”, así llamado por Caravaggio, el pintor italiano que realizó varios de sus trabajos en Sicilia. Dionisio “El Viejo”, así apodado, fue tirano de Sicilia entre los siglos V y IV antes de Cristo y se enfrentó victorioso a los cartagineses que pretendían apoderarse de Sicilia. Fue padre de Dionisio II.
Penetramos al “Oído”. Es una enorme cavidad cuya entrada puede tener unos 20 metros de altura; allí encerraba Dionisio a sus enemigos y aprovechando la excelente acústica del lugar escuchaba desde afuera sus conversaciones.
El Ara de Hierón II es el altar más grande que dejó el mundo helénico. Data del siglo III a.C. y se trata de una estructura rectangular de 21 por 193 metros.
En la misma zona arqueológica se encuentra una inmensa necrópolis llamada de Grotticelli. De lejos se ve como una roca blancuzca de proporciones gigantescas. En ella se encuentran centenares de tumbas y una de ellas es la llamada “Tumba de Arquímedes”. El sabio, tenido por muchos como el más grande matemático de la humanidad, organizó la defensa de la ciudad durante una de las batallas en las Guerras Púnicas y para ello ideó las defensas y murallas. Estaba sentado y abstraído dibujando unas figuras geométricas en el suelo y resolviendo un problema, no advirtió el peligro y un soldado romano lo mató a pesar de la orden del general de respetarle la vida. Realmente, dicen los historiadores y los entendidos, la tal tumba no es la del sabio, sino un columbario romano, pero mentiras como estas atraen turistas. Como en Israel donde muestran a los visitantes el lugar donde estuvo la carpintería de San José.
Cerca de Siracusa hay dos áreas arqueológicas muy interesantes pero no tuvimos tiempo para visitarlas. Se trata de Palazzolo Acreide y de las ruinas de Megara Hyblaea, donde nos dijeron que se han excavado un ágora, un templo, un stoa, una palestra (gimnasio) y una casa del período helenístico con un sistema de calefacción incipiente. De camino para la lejana Agrigento, siempre en el sur de Sicilia, Iván Gioia se empeñó en que nos detuviéramos en Noto. Me decía que valía la pena y que para él era realmente el santuario del barroco en Sicilia. Iván tenía razón. Invito a los lectores a que busquen Noto, Sicilia, en internet para que vean la larga lista de iglesias para un pueblo de 24.000 habitantes, todas en espléndido estilo barroco, amén de los palacios, casonas y edificios gubernamentales y de particulares, también en el mismo estilo.
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